El 4 de noviembre de 1945 la ciudad de Castelló vivió uno de sus días más especiales, justo dos años después de que se colocara la primera piedra del estadio Castalia: una construcción deportiva de muy grandes dimensiones para la época, impulsada por quien era en esos momentos Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, el madrileño José Andino Nuñez, una autoridad importante en la vida de Castelló y que, entre otras cosas, hizo posible la apertura de la avenida del Mar.

Incluso en el momento de inicio de las obras del estadio Castalia hubo quien le criticó, indicando que era más necesario construir un mercado, a lo que respondió: «El nuevo mercado, como es una obra tan evidentemente imprescindible, no tardará mucho en hacerse. Pero un estadio, si no se hace ahora, tardará mucho». Cumpliendo ese vaticinio, cinco años después de la inauguración de Castalia, el mercado sería una realidad.

El estadio se construyó en la zona norte de la ciudad, en unos terrenos recostados sobre el cauce del río Seco, donde sólo había unas estrechas tierras con algunos descuidados olivos que aumentaban la hondonada que había a su lado, donde se vertían basuras y escombros, y donde acampaban algunos vagabundos refugiados en unas pequeñas casitas. Sin duda era la zona más abandonada de la ciudad.

A pesar de la dificultad de nivelar y elevar aquel triángulo de 27.300 metros, el Gobernador Andino se propuso la meta de construir esa instalación deportiva que permitiría, por otra parte, eliminar una zona de posibles infecciones. La ciudad se rindió ante el comienzo de las obras el día de la colocación de la primera piedra, el 19 de marzo de 1943, concentrándose las autoridades y una destacada muchedumbre. Antes, el arcipreste bendijo las obras y se nombró una junta que integraban el delegado del Frente de Juventudes y los señores Victorino Villagrasa Enrich, Joaquín Dols Benlliure, Alejandro Gutiérrez Sanjuán, Luís Rodríguez Bajuelo, Manuel Breva Valls, Francisco Fabregat Segarra, Juan Rallo Segarra, y Ramón López y López, siendo el arquitecto Francisco Maristany Casajuana.

Algunas cifras dan valor a lo que supuso esta obra. Se removieron 28.300 metros cúbicos de tierra, se emplearon 840,360 metros cúbicos de hormigón en masa encofrada y 256,490 de hormigón armado, 360.000 ladrillos, 2.600 toneladas de cemento y 4.500 metros cúbicos de mampostería, entre otras cosas. Presidiendo las bellas instalaciones deportivas se diseñó la Torre Maratón, con sus 42,195 metros de altura total y base cuadrada. Otro punto destacado en su construcción fue el voladizo del sector de poniente, que permitió ganar metros al cauce.

Una gran mejoría

La juventud de Castelló, sin pistas de atletismo, sin piscinas, sin posibilidad de ducharse después del esfuerzo, sin comodidad alguna, vio en esa construcción un salto cualitativo y cuantitativo de primer orden. En tan sólo dos años, el estadio, donde se podían practicar numerosos deportes --hasta dos pistas de tenis que entonces era prácticamente desconocido- fue una realidad y el 4 de noviembre de 1945 tuvo lugar su inauguración, jugándose por la tarde un partido de fútbol que enfrentaría al CD Castellón con el entonces llamado Atlético Aviación, hoy Atlético de Madrid. No hubo goles en el primer tiempo y, en el segundo, el primero en marcar fue el Castellón por mediación de Juanito Soria, que conseguía así un gol histórico. Taltavull empató, pero el partido finalizaría con victoria albinegra gracias a Basilio.

En ese momento, el abogado Miguel Aparicio escribió por qué el estadio debía llevar el nombre de Castalia. «1. Hubo en el lugar del antiguo Castellón una vieja ciudad que desde el final de la edad de piedra persistió hasta la conquista cristiana en el siglo XIII de nuestra era. 2. Por una cita de Estrabón, sabemos que en las inundaciones de Sagunto existió la antigua ciudad de Castalia, que puede identificarse como aquella misma población. 3. Castalia es un nombre griego. Al pie del Parnaso, junto al santuario de Apolo en Delfos, donde se celebraban los juegos píticos, existió una fuente consagrada a la ninfa Castalia».

El nombre de Castalia, aparecía según Aparicio, íntimamente unido a los orígenes de Castelló y a las manifestaciones deportivas de la antigua Grecia.

La iluminación

En el año 65 destacó un partido que se organizó para el acto lumínico inaugural, con la primera iluminación artificial y que jugaron el Castellón y el Barcelona. Ganó el Barcelona por 0-4. El siguiente gran cambio se vivió en 1987. Como dijo el alcalde Antonio Tirado, el 17 de junio de 1987 se convirtió en un día clave para los anales del deporte castellonense, dado que a las diez y media de la noche con un partido entre el Castellón y el Atlético de Madrid se inauguraba el nuevo Castalia. El paso de los años había ido envejeciendo la antigua instalación y la gente pensaba que era necesario idear un nuevo campo, más moderno y si era posible en el mismo lugar. Inesperadamente el Ayuntamiento se encontró de la noche a la mañana con unos 500 millones de pesetas de ingresos con los que no contaba y ese fue el momento en que se decidió construirlo. En tan sólo un año, en el que el Castellón disputó sus partidos en el Javier Marquina, se alzó, según proyecto del arquitecto municipal Joaquín Tirado.

La directiva albinegra hizo coincidir la inauguración con las elecciones a la presidencia del club y los socios que iban acudiendo a votar contemplaban con orgullo las nuevas instalaciones. Por la noche se llenaron las gradas y se rindió homenaje a los supervivientes de la inauguración del primer Castalia. Como ocurrió en 1945, volvían a jugar Castellón y Atlético de Madrid. Ganó el Atlético 1-2 con goles de Arteche y Uralde, mientras que el gol albinegro lo consiguió Zlatan.

Ojalá, como ocurrió en las bodas de oro cuando el equipo ascendió a Primera, el próximo año 2022 al cumplirse el centenario del club pueda alcanzarse un nuevo ascenso orellut.