Ni las navidades son tranquilas en el Valencia. Cesare Prandelli volvía a encender la mecha de la hoguera che al presentar su dimisión, por sorpresa, de manera irrevocable. La del entrenador italiano puede no ser la última renuncia, porque Suso García Pitarch también ha puesto su cargo a disposición del club, que no se la ha aceptado. De hecho, el director deportivo comparecerá hoy en rueda de prensa, junto al consejero Anil Murthy, para ofrecer el punto de vista del club, que así lo anunciaba en un comunicado que ratificaba a Voro como nuevo técnico: habrá que ver si de nuevo de forma interina o ya hasta el final de una temporada horripilante para el Valencia.

Prandelli entrenaba por la mañana con normalidad y, por la tarde, dimitía. Lo hace tres meses después de llegar, un tiempo en el que ha dejado su sello más en declaraciones altisonantes que en resultados (solo una victoria, tres empates y cuatro derrotas). Aunque había firmado hasta el 2018, no pondrá obstáculos a su salida y únicamente cobrará por el tiempo en el que ha estado en el banquillo de Mestalla.

¿Cuál es el motivo de esta decisión tan sorprendente? Pues que Peter Lim no le daba lo que le había pedido en materia de fichajes, después de la reunión mantenida en Singapur. El club no tiene dinero para incorporaciones de contrastada valía y experiencia (exigía cinco jugadores de más de 26 años), que es lo que pretendía el técnico italiano para revertir la situación de un Valencia que solo está fuera del descenso a Segunda A por los pelos. Otra muestra de la crisis che.