Pequeño Bucarest

Desde bastantes horas antes del encuentro, las inmediaciones del Madrigal se fueron llenando de miles de ruidosos aficionados del Steaua, que tiñeron de los colores del equipo rumano, rojo y azul, la plaza del Llaurador. En la salida de los dos equipos al césped para el calentamiento, el ambiente más bien parecía el de un encuentro como local del Steaua que el de un partido vital en el Madrigal. Los seguidores visitantes, muchos de ellos hinchas del Steaua residentes en la provincia, estuvieron repartidos por todas las zonas del estadio amarillo.

Invitados de lujo

El Madrigal acogió ayer la visita de dos exjugadores del club groguet que no perdieron la oportunidad de dar ánimos al Submarino en una cita tan importante. Uno de ellos fue Juan Román Riquelme, que aprovechó su estancia en Barcelona para acercarse a Vila-real. Otro, el vila-realense César Arzo, que disputa la liga de Kazajastán con el Kairat.

Minuto de silencio

Como en todos los estadios en los que se han disputado encuentros de torneos UEFA estos, el Madrigal guardó un respetuoso minuto de silencio como homenaje a las víctimas del vuelo chárter del Chapecoense que fallecieron la pasada semana en Colombia.

Inauguración

La nueva tienda oficial del Villarreal, situada en los bajos del remodelado fondo sur, abrió ayer sus puertas coincidiendo con la visita del Steaua. La tienda registró una gran afluencia al principio y al final del choque.

Almuerzo oficial

Los presidentes de ambos clubs, Fernando Roig y Valeriu Argaseala, no faltaron al almuerzo oficial que tuvo lugar en el restaurante Entrelíneas y al que no faltaron el consejero delegado de la entidad amarilla, Fernando Roig Negueroles, o el embajador del Submarino Marcos Senna, además de un buen número de consejeros como Salvador Ten, Pere Llop, Juan Mechó o José Cifre. El Villarreal, como es habitual, obsequió a la delegación del Steaua con una reproducción del Submarino.