Asenjo, Cazorla, Chukwueze, Ekambi, Gerard... ¡Qué buenos sois! El Betis se llevó una manita después de ser barrido por un Villarreal espectacular, desatado y que pasó como un ciclón por encima de los béticos en una segunda parte primorosa de los hombres de Calleja, que lograron una goleada para la historia ante un rival directo en la lucha por las plazas europeas.

La Cerámica vivió un auténtico partidazo con momentos y sensaciones muy diferentes. El Betis tuvo al Submarino a su merced durante varias fases, pero este Villarreal no es el equipo gafado de la temporada pasada, al que una ventisca le provocaba una gripe y le dejaba KO. Sabe competir y levantarse aún cuando parece totalmente muerto. ¡Y de qué manera lo hizo! Una vez más quedó claro que hablar de titulares y suplentes en esta plantilla es injusto. Anoche salió Samu Chukwueze desde el banquillo y montó una auténtica revolución. Fue objeto de un penalti y rompió en mil pedazos a un Betis que había tenido a los amarillos contra las cuerdas. Pero es que con Cazorla, Ekambi, Gerard, Pau, Albiol... sobran galones, calidad, experiencia y talento a raudales. Este Villarreal es mucho Villarreal. El Betis lo comprobó anoche.

Ambos equipos llegaban al partido igualados casi en todo: Puntos, victorias, empates y derrotas. Dos equipos diseñados para jugar al fútbol y ambos con ese plus diferencial de magia que otorgan viejos rockeros como Cazorla y Joaquín. El partido prometía espectáculo y no defraudó. La Cerámica, que presentó una entrada de lujo con más de 18.000 espectadores, paladeó fútbol en estado puro, bonito para la grada, pero con algunos desajustes tácticos, más por el bando amarillo que por el andaluz.

Calleja repitó el 4-1-4-1 de partida que le había dado buenos resultados, pero Rubi supo buscarle las cosquillas al dibujo del Villarreal y encontró un filón por el carril derecho que debían defender Gerard Moreno y Rubén Peña. La ausencia de un interior nato en esa posición supuso un filón para el Betis. Los verdiblancos provocaron un sinfín de dos contra uno contra Peña, que generaron un auténtico problema. Por suerte, Pau y Albiol ejercieron de fontaneros achicando un agua que cuando ya se acercaba al área tenía enfrente a un Asenjo que se arremangaba y evitaba la tromba.

El Betis golpeó más veces y ofrecía la sensación de generar más peligro que el Villarreal. Sin embargo, Rubén Peña dispuso a los diez minutos, con una asistencia genial de Cazorla, de una ocasión clarísima, pero su tiro se estrelló en Joel.

LA RECTIFICACIÓN / Calleja analizó rápidamente dónde se hallaba el problema y pasada la media hora cambió el dibujo y el Submarino pasó a jugar un 4-4-2, con Moi pegado al carril derecho y escorando a Cazorla a la izquierda. La sangría se frenó por momentos y cosas del fútbol, minutos después, el guante del Mago colocó el balón en la cabeza de Ekambi, que marcó un bello tanto.

El final del primer tiempo fue frenético. El balón de campo a campo a velocidad de vértigo, en un partido sin control de las dos líneas medias de ambos conjuntos y convertido en un correcalles. Por suerte, el tándem Pau-Albiol sostuvo a un Villarreal roto en dos mitades y que había perdido la compostura táctica que le hacía un equipo fiable. Alex Moreno tuvo el empate, que evitó Asenjo, y Ekambi en la continuación de la jugada pudo sentenciar, pero se empachó de balón y lo mandó a las nubes.

Al Betis le acompañó la fortuna que le dio la espalda en la primera mitad y logró empatar a los dos minutos de la reanudación en un tiro de Emerson, que tropezó en el pie de Pau desviando el balón con fuerza lejos del alcance del ángel salvador de los amarillos, Asenjo.

AVALANCHA VISITANTE / El Betis exhibió un cuarto de hora de auténtica locura. El Villarreal no podía contener las avalanchas que se le venían encima de un rival desatado. Pero para marcarle anoche un gol a Asenjo había literalmente que fusilarle, porque el palentino demostró el porqué es uno de los grandes porteros de LaLiga y detuvo dos zambombazos de Joaquín y William.

Pero después de la tempestad llegó la calma. Y el Villarreal sacó partido de los restos del temporal. Se rehizó y empezó a reconstruirse sobre sus propios restos. Para ello Calleja echó mano de uno de sus fetiches para este tipo de situaciones: Samu Chukwueze. El nigeriano le dio la vuelta diametralmente al partido. Su salida destrozó al Betis. A los pocos minutos cogió el balón y encaró a todo lo que le salió por delante en un auténtico eslálom que acabó con un derribo en el área. Después de unos minutos de barra de VAR y suspense fue el propio árbitro quien tomó la decisión de señalar penalti... y Cazorla volvió a marcar desde los 11 metros su tercera pena máxima de la temporada. El Villarreal salvó la tempestad, sacando la cabeza a flote y, no solo eso, hundía al Betis con todo el barco a la zozobra.

Ahora eran los andaluces los que sufrían un auténtico huracán que arrasaba con todo lo que se le ponía por delante. Aparecían groguets por todas partes y nuevamente Samu construía una acción de gol con la colaboración de Gerard Moreno y el estoque definitivo de Toko Ekambi. El 3-1 era una demostración DE que cualquier diferencia entre el Villarreal pupas de la temporada pasada y el conjunto tocado por los hados de esta era mera coincidencia.

LOCURA FINAL / El Betis había bajado los brazos y le cayeron por todas partes. Ontiveros estrelló un balón en el poste en pleno festival groguet. Gerard, en el 91, marcaba su sexto gol en LaLiga y el 4-1, pero iba a ser el volcánico Chukwueze quien firmara el definitivo 5-1 en la prolongación. El Villarreal sigue su romance con el gol, el fútbol de ataque y también con esa dosis de fortuna que también es necesaria cuando las cosas no funcionan. El VAR dio vida al Villarreal e hizo justicia. Por fin. ¡Vaya partidazo! Fútbol, fútbol y más fútbol. La Cerámica vivió anoche uno de los mejores espectáculos de la temporada.