Para ver un Villarreal-Athletic de verdad habrá que esperar una semana. Será en la vuelta en el Madrigal donde se decidirá una eliminatoria que en la ida estuvo menos igualada de lo que indicó el 3-2 final, que no deja de ser un resultado esperanzador para los amarillos cara a buscar la clasificación para cuartos. Y seguro que después de ver las alineaciones de ambos equipos, seguramente del lado groguet se hubiera dado como bueno.

Tanto Valverde como Marcelino plantearon el partido con un riesgo implícito en la confección de los onces. El técnico del Athletic pensó demasiado en la Copa y poco en la Liga, ante el apretado calendario que le viene a su equipo, puso al equipo de gala.

FIEL A SU FILOSOFÍA // Y el entrenador del Villarreal volvió a extremar la política de rotaciones como ya hiciera, por ejemplo, en Viena. En su caso, su cabeza parecía más puesta en la Liga, dejando un poco la Copa en manos de un golpe de genialidad, más que en esa apuesta perenne que hace el técnico asturiano por la fiabilidad. Y eso que estuvo a punto de salirle todo redondo, porque se llegó a ir hasta con 0-2 a favor.

El Athletic tuvo que echar mano de todo su arsenal, incluido Aduriz, del rugido de un San Mamés, que empuja y empuja con una fuerza descomunal, y hasta del beneplácito arbitral.

Sí, porque aunque Clos Gómez no influyó directamente en el resultado, sí que se mostró muy permisivo y mostrando un rasero diferente para medir a los dos combinados, lo que perjudicó al más inexperto y blando como es el caso del Villarreal en ese fútbol de contacto del que salieron perdiendo los amarillos.

Pero también es justo señalar que los vascos pasaron por encima del Submarino en la segunda parte, remontando los dos goles de Baptistao y Samuel García y pudiendo lograr más renta. El Athletic dejó vivo, no obstante, a un rival lleno de no habituales y distinto del equipo que Marcelino ha logrado que se sepa de memoria la lección y que en la Liga ha encadenado cinco triunfos.

Y eso lo puede pagar muy caro en el Madrigal. Si Marcelino apuesta un poco por la Copa, el Villarreal tendrá muchas opciones de meterse en cuartos. Esa es la gran duda que debe tener ahora mismo el míster asturiano.

Hasta ocho cambios respecto al equipo titular que ganó en Riazor esbozó el Villarreal en San Mamés, con un once con tres chicos con numeración de filial, aunque dos de ellos ya son fijos en la primera plantilla: Rodri, Adrián Marín y Nahuel. Valverde formuló una apuesta totalmente diferente con un once en el que figuraban siete titulares de la Liga y los principales referentes del Athletic.