La temporada del FC Barcelona entra en la fase decisiva. Ese momento del curso que los más aprensivos temen y en el que las miradas de los verdaderos aficionados brillan con especial intensidad. Un pasillo de incertidumbre por el que los equipos, acabado el tiempo de los ejercicios y las maniobras, solo pueden marchar de frente y en el que un simple mal paso es toda la distancia que separa la gloria del fracaso.

Un camino que los azulgranas empiezan a recorrer esta noche (21.00 horas, Movistar+) en el Groupama Stadium, feudo del Olympique de Lyón, en la ida de los octavos de final de la Champions, esa copa que el barcelonismo contempla este año con un anhelo rayano en la obsesión.

Ernesto Valverde no oculta que, tras la decepcionante eliminación de la pasada temporada, la competición continental genera cierta ansiedad entre sus jugadores, pero trata de hacer lectura positiva: «Estamos ansiosos por jugar porque nos hace ilusión ir dando pasos en la Champions. ¿Nos sentimos presionados? Sí, pero es una presión buena, que nosotros aceptamos».

La principal incógnita del once es saber quién debe acompañar a Sergio Busquets e Ivan Rakitic en el centro del campo: Arturo Vidal o un futbolista más dotado para esconder la pelota como Coutinho, Aleñá o Sergi Roberto.

El técnico no dio pistas, aunque prevé hacer una gestión conservadora: «No contemplo eso de contemporizar. Para nada. Es solo un atajo para perder».