Todo estaba preparado para que fuera el gran día del del debut de Hazard de blanco, y todo parecía ir sobre ruedas, pero no hay un día tranquilo en el Bernabéu. El madridismo volvió a disfrutar con un equipo comprometido, trabajador y exitoso, liderado por un James que fue la pieza que hizo funcionar todo el engranaje y el sempiterno Benzema, que aportó los goles. Pero el Madrid, una vez más, se desplomó, el Levante atacó con la desesperación del que tiene todo perdido y fastidió el final de la fiesta blanca.

Empezó mejor el Levante --la primera ocasión fue granota-- pero el Madrid reaccionó con más insistencia que brillantez para instalarse en campo rival a través de la presión. James hizo de cadena transmisora y Benzema abrió el marcador con un cabezazo a un centro de Carvajal.

La persistencia blanca no bajó y así llegó el segundo gol blanco. Un ambicioso y errado pase de Vinicius terminó, tras un despeje fallido, en pies de un James en franca ventaja que asistió con clase al bigoleador Benzema.

El Madrid disfrutó de los minutos más cómodos de la temporada y llegó, aún en el primer tiempo, el tercer gol. Vinicius corrió la banda derecha y, entre el desbarajuste general del partido, Casemiro llegó solo al segundo palo para rematar sin oposición.

La segunda parte comenzó con gol de Mayoral, que el Bernabéu aplaudió entre el festival de su equipo, pero el Madrid empezó a jugar con fuego. El Levante mantuvo la fe y consiguió inquietar al Madrid con el segundo, de Melero. Courtois evitó males mayores en la recta final y colocó al Madrid como líder provisional.