El Castellón de los récords, el que ha recuperado sus señas de identidad, el que ha sido noticia a nivel nacional por su torrente de noticias positivas, afronta el tramo final de un camino que, después de siete años de desventura, le debe conducir de vuelta a la categoría de bronce del fútbol español. El partido en Tanos, población del municipio cántabro de Torrelavega donde juega el equipo con el sugerente Tropezón, descuenta, esta tarde (18.00 horas) los que, en teoría, deben ser sus últimos seis encuentros en Tercera.

No se puede decir que los nueve meses de competición, llegados a este punto de no retorno, no hayan significado para nada. Se han superado los parciales, pero llega el examen final. El notable alto del Castellón en la fase regular, un segundo puesto tras pelear hasta el final por un liderato que rescató pero que luego dejó escapar, le obliga a un trayecto de regreso a Segunda B más largo de lo que cabía esperar, pero no tan espinoso como en otras ocasiones. Sin embargo, llegados a este punto, con frustraciones tan lacerantes y aún tan vívidas como la de Tafalla el año pasado o, más atrás en el tiempo, Gavà, Haro, Linares, Córdoba B..., nadie está por la labor de vender la piel del oso antes de cazarlo.

PARTIR DE CERO... O CASI // Además, el Castellón afronta esta promoción, quinta en siete años y cuarta consecutiva, de una forma radicalmente distinta a las anteriores. Tanto, que por motivos económicos, deportivos y sociales, casi no pueden compararse. Pero, claro, todo eso, todo el bagaje, todo lo conseguido, quedará a un lado cuando a las seis de esta tarde, en Santa Ana, en un terreno de juego de hierba artificial pero diferente (con relleno de fibra de coco en vez de caucho), los 11 albinegros se midan a los 11 de vestidos de amarillo y verde lima del Tropezón.

Los prolegómenos de la eliminatoria también han sido diferentes. En este caso, ha sido el rival que ha pecado de soberbia, con unas declaraciones, de presidente y entrenador, que, desprovistas de cautela, han espoleado más a los albinegros, que aun siendo conscientes de su superioridad, inician las eliminatorias sin ningún tipo de confianzas.

Se puede decir que el Castellón llega con entereza a la hora de la verdad, más allá del lógico desgaste de la competición. Después de los dos inesperados empates en casa contra Borriol y Recambios Colón, los albinegros espabilaron, firmando dos buenas victorias en las que recuperaron sensaciones que les acercaron a ser ese equipo que estuvo tantas jornadas sin conocer la derrota.

UN ONCE BASTANTE CLARO // Después de tanto vaivén en las alineaciones, que han complicado acertar un solo once a Escobar, el de esta tarde en Tanos parece una tarea más sencilla. Los albinegros llegan sin bajas, más allá de los lesionados de largo duración Luismi y William. Éste, a su vez, ha dejado su ficha al flamante fichaje Nuha, que si bien estará en Tanos, todavía debe cumplir un partido de sanción de su etapa con el Atlético Saguntino, por lo que su estreno como albinegro se demorará siete días.

Si acaso, hay tres posiciones con algo de debate: el central que acompañe a Dealbert, la composición del doble pivote y quién será el interior izquierdo. Tratándose de un partido fuera de casa en un campo muy distinto a Castalia y que todavía queda un segundo asalto, Enrique parece con más opciones que Arturo en la retaguardia mientras que en la medular, Javi Rubio podría tener a Castells a su lado, con Marenyà escorándose a la siniestra, una fórmula empleada en bastantes encuentros a domicilio.

El resto, lo esperado, con Zagalá bajo palos, y Abraham y Kike Ferreres en los laterales; Javi Serra por la derecha; y, arriba, Cristian Herrera y Cubillas.