Un tanto de Antoine Griezmann a cinco minutos del final del derbi madrileño castigó la especulación del Real Madrid cuando se sentía ganador gracias a un testarazo de Pepe y vio a su rival justo físicamente. Sin embargo, el Atlético nunca baja los brazos y acabó reaccionando con los cambios de Simeone.

El respeto marcó el inicio. No hubo salida en tromba local, ni agobios rojiblancos para controlar el balón. El encuentro dibujaba sus trazas tácticas, con poca movilidad de la BBC que obligaba a aparecer a los laterales, pero Carvajal y Marcelo tenían más respeto del habitual, con miedo de caer en la trampa rival.

Mientras se deshacía la madeja táctica, el primero en avisar fue el Atlético. Una falta lateral de Koke, la peinó Saúl y acarició el poste a los tres minutos. Oblak sostuvo a su equipo. Firme por alto y ágil bajo palos. Las imprecisiones en salida de balón de su equipo las solventaba trasmitiendo siempre seguridad. La segunda línea blanca mordía. Al cuarto de hora se lucía abajo, a su derecha, al latigazo seco de un Cristiano con hambre de gol.

Pese a ser un duelo táctico y de poco ritmo, las ocasiones llegaron. Oblak salvaba a una mano la aparición de Benzema. El Atlético respondió agobiando al Madrid hasta que llegó el descanso.

Las órdenes de Zidane fueron claras en el vestuario. Los laterales debían desdoblar y en dos minutos generaron más peligro que en todo el primer acto. Marcelo la ponía a la cabeza de Cristiano, que no afinaba y Carvajal repetía, con el portugués cediendo en esta ocasión al segundo palo a Benzema, que se topó con la salida rápida de Oblak. Hasta con la cara salvó a los colchoneros.

Era la última. Ya nada pudo hacer en el enésimo intento madridista. De una falta lateral por mano de Saúl, aparecía una nueva acción a balón parado de la que el Real Madrid rascó oro. Esta vez no fue Ramos. El testarazo de Pepe fue inalcanzable a su estirada. El partido 52 consecutivo marcando de los de Zidane.

LLEGA EL GOL BLANCO // Se desató el líder con el gol. Con ganas de más para recibir una inyección de moral antes del Bayern. Carvajal pudo sentenciar, pero la enganchó arriba con tiempo para matar el balón y disparar. Estaba obligado a reaccionar el Atlético que en un arranque de raza pudo empatar. Saúl avisó lejano, en un disparo que se envenenó al golpear en la defensa, pero que detuvo bien Keylor Navas.

Simeone movía un banquillo con bajas importantes. Recurría a Correa como revulsivo y Thomas para adueñarse del centro del campo. El Real Marid jugó con fuego reculando. Perdía el balón y a Zidane le costaba quitar a Bale tras perder a Pepe en la batalla por un fuerte golpe en las costillas que recibió el luso.

NO HUBO MILAGRO // Fue cuando el Atlético de Simeone demostró su carácter. Luchando hasta el final para asestar un golpe directo del que no se levantó el Madrid. Avisó con una chilena anulada por posición ilegal de Griezmann antes de encontrar espacio para la carrera, recibir el pase en profundidad de Correa y marcar para instalar la alegría en su parroquia y la preocupación en el madridismo. No hubo opción de milagro y en el derbi madrileño hubo un ganador: el Barcelona.