La competición arrancó ayer en el aeroclub de Castellón, donde los 52 pilotos que toman parte en el Campeonato del Mundo de vuelo de precisión demostraron sus habilidades en el aterrizaje. Pero no solo los grandes protagonistas de esta prueba de alto nivel que repite por cuarta vez en la capital de la Plana deben hacer gala de una destreza milimétrica a la hora de posar sus aeroplanos sobre la pista. Los jueces del evento, llegados de todas partes del planeta, también sienten la presión de la competición. O, mejor dicho, de los competidores, que les obligan a realizar maratonianas sesiones de revisiones de resultados antes de hacer oficiales las puntuaciones definitivas.

Por ello, hacer una primera estimación de los resultados de la jornada de ayer es una misión prácticamente imposible. Los participantes se pueden guiar por las sensaciones a la hora de tener más o menos expectativas de un buen día de competición, pero el veredicto definitivo se hace esperar horas y horas, debido a la complejidad del estudio de las reclamaciones, que incluyen la revisión de las grabaciones de la más de una decena de cámaras instaladas estratégicamente en la zona de aterrizaje. Así, hasta la mañana de hoy no se conocerá el desenlace de la primera jornada de este Mundial, que congregó a bastante público en las inmediaciones de las instalaciones.

Opciones de podio

Para el equipo español, las sensaciones de esta primera jornada, que se dividieron en cuatro tandas —dos por la mañana y dos por la tarde, con un total de 208 atertizajes— fueron positivas, incluido un bingo protagonizado por Yuri Rabassa, algo así como una puntuación perfecta en el argot aeronáutico. Aunque nadie en el equipo lo dice abiertamente, el podio estaría al alcance.

Hoy el cielo será más protagonista que la pista. Tocan las pruebas de navegación, que se desarrollarán hasta el sábado.