El Villarreal-Nápoles no se jugará mañana solamente dentro de El Madrigal, sino también fuera, concretamente en los aledaños del estadio. Los establecimientos de la zona ya lo tienen todo preparado para, como suele ser habitual en competiciones europeas, afrontar un desembarco masivo de cientos (sino miles) de seguidores visitantes que, unidos a la fiel parroquia local, es capaz de convertir un jueves en el mejor de los sábados o domingos, sino más.

Sin embargo, hay una preocupación recurrente ante este tipo de escenarios. Suele pasar que los hinchas de otros clubs no hagan acto de presencia en Vila-real hasta poco antes del inicio del encuentro, lo que reduce sensiblemente el nivel de consumo, de ahí que solicitan una mayor coordinación entre los diferentes estamentos y entidades con el fin de saber cuándo llegan y la cifra de aficionados, con el fin de estar lo más preparados posibles.

Concretamente, los comercios próximos al coliseo amarillo suspiran por que los tifosi napolitanos vengan con las mismas ganas de gastar que los alemanes o los escoceses, sin duda alguna los más agradecidos hasta el momento. H