La sede de Repsol respiraba ayer optimismo, felicidad y, sobre todo, esperanza, ilusión, en el sentido de querer, de pretender, de intentar, de soñar con repetir los tres grandes éxitos conquistados durante la pasada temporada en el Mundial de MotoGP.

En un salón de actos precioso, la compañía española presentó, junto a la poderosísima fábrica japonesa Honda, el equipo soñado por cualquier gran patrocinador y marca, integrado por el catalán Marc Márquez, de 25 años, heptacampeón del mundo, y su nuevo compañero, el mallorquín Jorge Lorenzo, de 31, que en ningún momento rechazaron la etiqueta de favoritos para intentar repetir, si pueden, la triple corona ganada por Márquez (pilotos), constructores (Honda) y escuderías (Repsol Honda) en el 2018. Eso sí, a Márquez no le gusta el sobrenombre de dream team, pero la sonrisa jamás desapareció de su rostro en el acto.