U na vez más fiel a la cita. El Villarreal comenzará el próximo jueves una nueva andadura en Europa. Será el decimocuarto año en el que los amarillos pasearán el nombre del equipo por el Viejo Continente, una cifra solo al alcance de los más grandes, el Barcelona y el Real Madrid. Ni siquiera el Atlético de Madrid, afianzado en las últimas temporadas, de la mano de Simeone, como el tercer grande de la Liga española, está por detrás del club que preside Fernando Roig desde que este debutara en Europa en el 2002, en aquella modesta Intertoto que, un año más tarde, daría la razón al Villarreal al apostar por ella. Las primeras semifinales en una competición continental disputadas por el Submarino llegaron previo paso de un torneo ya extinguido. Después vinieron alegrías como las semis en la Champions 2005/2006, varapalos como el del Maribor (2006)... pero siempre —salvo, claro, el año en Segunda y el del regreso a Primera División — dentro de las bolas de los sorteos UEFA.

El jueves regresa la Europa League al Estadio de la Cerámica, el síntoma de que el Villarreal sigue gozando de una salud envidiable, a pesar de que a algunos, sin disimulo alguno, les gustaría acudir a su funeral solo por no estar conformes con el entrenador de turno. El Villarreal va mucho más allá del nombre de un técnico o de cualquier jugador, por estrella que se pueda considerar en el equipo. Todos, absolutamente todos, pasarán, como pasaron Pellegrini, Forlán, Riquelme o Marcelino. Y pasará Escribá. Lo importante es que las semanas europeas permanezcan.