A base de garra, el Atlético de Madrid consiguió remontar ante un serio Espanyol, que estuvo a punto de irse con ventaja al descanso, pero fue víctima de la rabia acumulada rojiblanca.

Simeone, descontento tras el partido en Leverkusen y con la mochila cargada de cuestionables primeros tiempos, presentó novedades: Saúl en el lateral izquierdo, Herrera en la medular, Correa partiendo desde la banda y Vitolo titular, en ataque junto a Morata. El plan del equipo catalán parecía centrado en la contención, y a partir de ahí ir ganando peso en el centro del campo. Tuvo una ocasión Morata y otra Wu Lei, antes de que el Atlético pusiera otra marcha, con más dominio que clarividencia, para intentar hacer daño a un Espanyol bien asentado, con capacidad y ganas de hacer daño al contragolpe. Así llegó un robo de Víctor Sánchez, un ataque en ventaja y un disparo inapelable de Darder que puso por delante al cuadro perico.

La depresión atlética, con las pérdidas de balón constantes, se cerró de cuajo con el empate de Correa, con revisión del videoarbitraje, tras un centro de Morata. Tras el paso por vestuarios, el partido fue un asedio del Atlético y un suplicio para un Espanyol, que estuvo achicando agua unos minutos, hasta que Morata cazó un gran pase en profundidad de Vitolo y puso por delante a los de Simeone. El árbitro anuló un gol a los blanquiazules (min. 85) antes de la sentencia de Koke.