El Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha optado por zanjar el caso de las presuntas irregularidades en el fichaje de Antoine Griezmann con la menor sanción posible. Este órgano ha resuelto finalmente imponer una multa de 300 euros al Barcelona y desestimar la petición del juez instructor, Juantxo Landaberea, de cerrar el Camp Nou como castigo al club azulgrana por haber negociado con el jugador en marzo, antes de estar autorizado para ello y sin comunicárselo al Atlético, club con el que el delantero galo tenía contrato. Las partes han anunciado que recurrirán.