«Han sido dos semanas de locura», confiesa Javier Calleja, que nos recibe a orillas del Mediterráneo, donde este madrileño de 39 años (Alcalá de Henares, 12 de mayo de 1978) decidió echar raíces una vez colgó las botas y tomó la determinación de seguir ligado al deporte al que ha dedicado toda su vida, ahora desde la incómoda barrera de los banquillos. No es para menos. Solo 14 días atrás, el relevo de Escribá en el banquillo del Villarreal estaba plenamente concentrado en devolver al filial a Segunda A, un objetivo que cambió de la noche a la mañana cuando el 25 de septiembre el consejero delegado del club, Fernando Roig Negueroles, le encomendaba el reto de reflotar a un primer equipo sumido en las dudas y la irregularidad en este inicio de temporada.

Aún denota cierta inseguridad y timidez en el cara a cara con la prensa, pero no le tiembla la voz cuando defiende su ideario futbolístico: «Quiero que la afición se sienta orgullosa con lo que ve en el campo». El fútbol vistoso de toque, de posesión, pero también de máxima entrega, ha regresado al Estadio de la Cerámica.

—Tres años con el juvenil, apenas seis partidos en Segunda B... y a Primera para coger un equipo que no acaba de despegar en este inicio de temporada. ¿Da vértigo? ¡Tiene la sensación de que le han dejado un marrón encima?

—No, marrón ninguno. Al contrario, las sensaciones son muy positivas. Mi sueño al llegar aquí después de acabar mi carrera como futbolista era entrenar algún día al primer equipo y las oportunidades se presentan cuando se presentan. Detrás dejo seis años en los que he estado muy bien valorado en el fútbol base, siempre con un rendimiento bueno. Así que cuando ha llegado el momento de relevar a Escribá he notado todo el apoyo del club.

—Usted es el primer entrenador del Villarreal con ADN 100% groguet. Formado en la base como futbolista y como técnico.

—Es así. Aquí me he formado como persona y como profesional, tanto en la etapa de jugador como en la de entrenador. Empecé con el Onda, el filial de entonces, llegó el ascenso a Primera y todo el crecimiento posterior. Siempre me he identificado con el juego y la filosofía del club, y cuando dejé el fútbol decidí emprender aquí mi carrera como técnico. Me ha ido muy bien, rodeado de grandes profesionales. Y ahora cumplo el sueño. Es un orgullo.

—Y al lado tiene a otro símbolo como Quique Álvarez.

—Nos hemos vuelto a juntar. Pasamos muy buenas experiencias, unas semifinales de Champions, las de UEFA, estar entre los tres mejores equipos de Primera… y ahora nos volvemos a encontrar. Los dos conocemos muy bien al club y a las personas que trabajan en él. Estamos muy ilusionados con el proyecto.

—¿Cómo encara la nueva etapa?

—Creyendo en mí y en mi idea de juego, que creo que es un poco a la que el aficionado del Villarreal está acostumbrado y que dentro del club es una filosofía que viene de muchos años. Es en lo que creo, independientemente de la categoría en la que se esté.

—¿Se imaginaba que la oportunidad llegara tan pronto?

—Primero, no es agradable ver cómo destituyen a un compañero. Son situaciones que no quieres que lleguen porque tienes el máximo respeto y quieres que les vaya bien a técnicos con los que has compartido cosas, diálogo, ideas... en ese caso Fran Escribá. Me llamó el consejero delegado, me comentó cómo estaba la situación y lo cogí como un reto precioso que quiero aprovechar. No me cansaré de trabajar para que todo salga bien.

—En el club esperan que esta apuesta no sea solo una transición de urgencia, sino que derive en una relación a largo plazo.

—Y también esa es mi intención. Quiero que esto vaya para largo, que veamos como el Villarreal cada vez va a más y está más alto.

La nueva filosofía de juego del Submarino de Calleja

—Lo primero que se ha apreciado tras su llegada es el cambio, de sistema, con ese centro del campo en rombo, y también el mayor protagonismo que adquiere el balón, la mayor iniciativa.

—Hay que tener continuidad y trabajar sobre esta idea y después profundizar en otros aspectos que nos harán mejorar. Quiero tener la iniciativa, que el balón sea nuestro. Dar sentido a la posesión, dominar, independientemente del rival. E ir puliendo ciertos detalles para ver cada día a un equipo más sólido y compacto. Sin renunciar a la identidad.

—El concepto ofensivo está claro, y también el defensivo. Aquí corren todos, sin excepción.

—Es una de mis obsesiones. Ataca todo el equipo y a la hora de defender los de delante son los primeros que lo hacen. Me gustó mucho una frase de Pablo [Fornals] el otro día. El trabajo no se negocia, esa es la base.

—Está claro que este equipo no negocia esa identidad que usted destaca. Pero, ¿y el sistema?

—El estilo no se va a cambiar nunca, pero el sistema sí lo iremos variando. Por ejemplo, partiremos algún encuentro con extremos, otro requerirá jugar con tres defensas... Lo iremos viendo cuando todos los mecanismos estén perfectamente interiorizados. Lo principal es que la idea de juego se mantenga, no es negociable, se juegue con el sistema que se juegue. Después el rival que corresponda en cada momento puede marcar el dibujo táctico que utilicemos en cada momento.

—¿La prueba del algodón llegará cuando toque enfrentarse a Barça o Madrid? No son pocos los técnicos valientes que suelen arrugarse ante los grandes.

—Cuando llegue el momento te diré, pero te aseguro que la idea va a ser la misma. Seremos valientes en todos los campos, pero sin perder la cabeza. Siempre debemos saber contra quién nos enfrentamos, sin tener miedo a nadie, pero haciendo los ajustes necesarios en el equipo para hacer daño al rival y, por supuesto, protegernos un poco a nosotros.

—Con su filosofía, que todo funcione a la perfección supone un gran desgaste físico, como se vio en su primer partido de Liga ante el Eibar.

—Queremos imprimir al equipo un ritmo y una intensidad altos, y eso requiere mucho desgaste. Tenemos que ser conscientes de que cuanto mejor posicionados estemos en el campo menos desgaste tendremos. El otro día lo hicimos y, además, corrimos más que el rival.

—También la relación con el gol ha mejorado, como quedó constancia en el último partido.

—Sí, pero aparte de los tres goles generamos muchas ocasiones más. El día del Maccabi también tuvimos oportunidades. Hay que generar mucho, pero no vale con decir los goles ya llegarán. El acierto ante la portería contraria es una faceta más del juego y hay que trabajarla, como cualquier otra; hay que buscar la eficacia también en los entrenamientos. La idea es que cuantas más llegadas generas más opciones tienes de marcar. Tenemos que incidir mucho en ese aspecto; no podemos perdonar porque muchas veces se acaba pagando.

El modelo de entrenador y sus principales referentes

—¿Cómo es el Calleja entrenador? Se le ve dialogante con el futbolista, pero ¿siempre manteniendo las distancias?

—Cada uno debe ser consciente de su rol. Me gusta dialogar mucho con los jugadores, porque cuanto más sabes de ellos más rendimiento les puedes sacar; pero eso no va reñido con la autoridad, con ser exigente y exigir a los jugadores que den su 100%.

—¿De qué fuentes ha bebido en su formación como técnico?

—Referentes hay muchos, ya sea por experiencia personal o siguiendo desde fuera su trabajo. Intento empaparme de los mejor de cada uno y lo meto en una coctelera para llevarlo a la práctica. Pellegrini fue uno de los que tuve en el Villarreal e intenté coger más conceptos con balón, los laterales profundos, interiores con libertad de movimientos, posesión... La metodología del Villarreal es algo en lo que siempre he creído. También el rigor de Marcelino, la solidez de sus equipos, la dificultad de hacerles gol, que es una de las cosas que quiero inculcar. Son muchas ideas de varios técnicos para llegar a lo que creo que debe ser mi equipo. Después, Guardiola, Mourinho... te pueden aportar mucho.

—Se dice que cada aficionado lleva un entrenador dentro. Usted ha conseguido la unanimidad. Casi nadie duda de que ha sido la elección correcta.

—Siempre me he sentido muy querido en el Villarreal, desde que era jugador, y ahora intento devolver todo lo que me han dado. Quiero que la afición se sienta orgullosa con lo que ve en el campo. Y por supuesto con los resultados.

—Desde que se dedica a esto nunca ha tenido momentos de dificultad. No sabemos cómo reacciona Calleja a una crisis.

—No se puede ganar siempre, pero me han ido muy bien las cosas. Tres Ligas seguidas en juveniles, una Copa de Campeones... te reconforta y te hace creer en el trabajo. Ahora hay que seguir esa misma línea en Primera.

—¿Ha cambiado en algo el Calleja de Primera, o teme que le cambie?

—Gracias a Dios estoy rodeado de personas que me mantienen en mi sitio y lo hacen todo más fácil, manteniéndome con los pies en el suelo. Sigo siendo el mismo y no creo que me permita que cambie. Es más, no quiero cambiar, es mi personalidad y con la que me siento feliz. Si cambio algún día que me den un tirón de orejas para volver a ponerme en mi sitio.

—¿Qué creía que se podía mejorar antes de tamar las riendas del Villarreal, qué ha mejorado y qué se puede mejorar todavía?

—Una cosa es la que se ve desde fuera y de la que no debo opinar. No sería justo porque no hay conocimiento real de lo que sucede. Lo primero que quería imprimir es intensidad y un ritmo más alto; ser protagonistas y no un equipo de reacción. A partir de ahí son ya más conceptos de juego y mantener nuestro ADN para jugar en casa y fuera de casa.

La selección, un premio complicado para los suyos

—Actualmente tiene a varios de sus jugadores repartidos por Europa y Sudamérica. ¿Ve a muchos de los suyos en el Mundial?

—Jugadores con potencial para ir al Mundial los tenemos, muchos de primer nivel. Si el equipo coge una dinámica buena y se va sacando rendimiento colectivo, este repercutirá en el individual. Potencial y jugadores hay de sobra para ir con las selecciones.

—Sin embargo, y son datos objetivos, a la selección española van asiduamente jugadores que son suplentes en sus clubs, mientras que a futbolistas del Villarreal con regularidad y buenas actuaciones nunca les llega la oportunidad. ¿Coincide?

—Siempre que se está en un club como el Villarreal se tiene que trabajar el doble para que a uno se le valore como es debido. Jugar en el Madrid o en el Barça es complicado. Estar ahí solo lo consiguen unos pocos y es normal que las selecciones se nutran de esos equipos. Pero, en igualdad de condiciones, igual es verdad que al jugador del Villarreal le cuesta más. Todo llegará.

El análisis de algunos nombres propios del club

—Usted no ha participado en la confección de la plantilla. ¿Considera que se adapta a lo que usted quiere reflejar en el campo?

—Creo que hay jugadores idóneos para la idea de juego que queremos. Muchos ya tienen muchos conceptos asimilados.

—Aún le faltan piezas tan importantes como Bruno o Asenjo.

—Debemos tener paciencia. Son dos jugadores cuya jerarquía se nota cuando están en el campo, dos internacionales que, por supuesto, dan un plus al equipo y ojalá estén lo antes posible.

—Ya que hablamos de nombres propios, desde el inicio de su etapa destaca uno, pero por su ausencia en las dos convocatorias que ha confeccionado. ¿Qué sucede con Rúben Semedo?

—He pensado que no era el mejor momento para darle continuidad en las convocatorias porque había un run run alrededor suyo y podía jugar en su contra. He hablado con él, confío en su potencial y debemos trabajar duro y estar encima para ver al Semedo de la sub-21 de Portugal, el de los grandes partidos contra el Real Madrid en la Champions...

—Un caso diferente es el del delantero Enes Ünal, quizá más un problema de adaptación.

—Enes en un jugador con características diferentes a las de los otros delanteros que tenemos. Es joven, debe adaptarse, intentar aprender cuanto antes el idioma para facilitar la comunicación... Tendrá su momento y sus minutos, aun que debe saber que tienen una gran competencia. Deberá demostrar en los entrenamientos y en los partidos que es otro jugador a tener en cuenta. Tiene un potencial muy alto y aporta cosas diferentes: es una referencia arriba y define muy bien, pero quizás le cueste un poco más la interpretación del juego.

—Seguimos con la juventud. Rodrigo, Samu y Fornals, futuro del club y ¿de la selección?

--Los tres tienen un gran futuro. Los conozco bastante bien y se adaptan perfectamente a la idea de juego que proponemos. Tendrán gran protagonismo este año porque tienen una calidad que muchas veces marca la diferencia. Pero también hay que tener paciencia con ellos; les quedan muchos años de fútbol y deben seguir aprendiendo.