El Castellón recibía en casa a un equipo que, como el propio míster albinegro describió al final del encuentro, “está desahuciado y ha venido a no hacer el ridículo”, por lo que para ellos el empate “es una fiesta”.

Es por eso que Kiko Ramírez abandonó Castalia contrariado tras un guión que escribió su punto y final al estilo “made in Castellón”, con “todo en contra”.

“Al final ha venido la sorpresa como un huevo Kinder”, lamentaba al mismo tiempo que defendía respecto a la acción de Álvaro Gómez en el penalti que supuso el empate, que “desde mi punto de vista creo que saca el balón”.

Pese a ello, el técnico tarraconense no quiso esconderse tras la polémica para justificar el reparto de puntos cosechado ante un equipo, el del Puerto de Sagunto, que vino a la capital de La Plana “a que pase el tiempo, a destruir y jugar con nuestra ansiedad”.

De hecho, más que por la decisión arbitral, el entrenador se mostró resignado con los suyos y con que “nos ha podido la ansiedad de vernos superiores”. No en vano, para el de Tarragona “hemos jugado todo el partido en campo contrario, generando fútbol por las bandas” y únicamente ha faltado que “hubiera entrado el balón antes” ya que en ese caso “el partido habría sido otro”.

Por último, respecto al estreno oficial de Tariq, Ramírez señaló que estuvo “muy correcto” y que solo le faltó que “el balón entrara cuando tenía que entrar”. H