El Celta de Vigo y el Sevilla, dos rivales directos del Villarreal en la lucha por la plaza Champions y los puestos europeos, firmaron ayer tablas (1-1) en el segundo asalto de la semana entre ambos equipos, que cerrarán la trilogía el jueves en la vuelta de la Copa del Rey, en un encuentro en el que el cuadro sevillista aguantó más de una hora en inferioridad por la expulsión de Fazio.

El cuadro de Unai Emery, que siguió el partido desde la grada al estar sancionado, aguantó el empuje final del cuadro vigués y resguardó la quinta plaza que le mantiene en la zona de Europa League aunque no pudo recortar distancias con el Submarino pese a adelantarse en el marcador gracias a un gol de Carriço.

Llegaba el Celta herido, necesitado de un triunfo revitalizante tras el mazazo de la Copa después de perder en el Sánchez Pizjuán por 4-0, y camino de los vestuarios esa herida aún se agrandó más después del gol visitante cuando más dominaba el Celta, que jugaba con un hombre más desde el minuto 25 por expulsión del central argentino Fazio.

Pero esa superioridad no la supo explotar el Celta, un equipo que sin Nolito y Orellana pierde creatividad y desborde en los últimos metros y en el minuto 40 una falta no señalada de N’Zonzi sobre Planas, cerca estuvo en acabar en gol de Reyes, tanto que llegaría dos minutos después.

Ese gol despertó al Celta, que salió revolucionado del vestuarioy que tenía encerrados a los de Emery en su campo hasta que un centro de Wass, el motor de su equipo en este segundo tiempo fue cabeceado por Beauvue de primeras para fusilar a Rico y dejar en tablas un duelo que continuará el jueves en Copa. H