Al Villarreal se le atragantan los rivales de la zona baja de la clasificación. Esos equipos que transitan a lo largo de toda la temporada por los puestos de descenso o los que se aproximan a ellos. Conjuntos que por regla general tendrían que morder el polvo ante contrincantes de la entidad futbolística y presupuesto del Submarino, pero que en lo que llevamos de campaña han hecho morder el polvo al combinado que dirige Javi Calleja.

Siempre han sido equipos que se medían al bloque groguet en plena crisis de resultados, con el entrenador en entredicho o recién sustituido, e incluso siendo colistas en la clasificación.

Real Mallorca, Celta, Espanyol y el pasado domingo el Leganés pueden presumir de haber ganado al séptimo mejor presupuesto de LaLiga, considerada junto a la Premier League la mejor liga del llamado planeta fútbol.

Tanto baleares, como vigueses, barceloneses y madrileños han sabido sacarle los colores a un Villarreal que parece que cuando el rival es de menor entidad y se encierra más en su propia parcela, los partidos se le atragantan y termina por perderlos.

De hecho, varios son los puntos débiles que se detectan en el equipo amarillo cuando de medirse a rivales de hipotéticamente menos entidad que los groguets.

ENCAJA DEMASIADO FÁCIL

Uno de los mayores problemas que tiene el Submarino es su endeblez defensiva ante este tipo de conjuntos. Con muy poco, es decir, generando poquísimas ocasiones, los amarillos han recibido goles de equipos como Celta, Espanyol o Leganés, que no generaron tanto peligro como para tumbar a los de la Plana Baixa.

El Mallorca sí que pasó en Son Moix por encima de los de Javi Calleja, en especial en una de las peores primeras partes de la presente temporada.

Y en casos como en el duelo ante el Lega, los groguets no han sido capaces de conservar o aumentar la ventaja una vez se adelantaron en el marcador, e incluso darle la vuelta al choque tras empatarlo, como ante el Celta.

Precisamente en esos dos partidos, el rival fue capaz de tumbar el conjunto amarillo debido a la fragilidad defensiva cuando es el propio Submarino el que ataca. Con los rivales encerrados en busca del empata o la victoria, tanto Leganés como Celta aumentaron la ventaja y sentenciaron.

Ello deriva en una debilidad mental en la que deben trabajar los responsables de un Villarreal al que se le derrumba el castillo con demasiada facilidad.

Los futbolistas se hunden, las caras les delatan, así como los hechos sobre el rectángulo de juego. El jugador se desespera y no terminan por concretar las jugadas.

Y por tanto, ello se traduce en una preocupante falta de capacidad de reacción, ya que con el marcador adverso e incluso con empate ante equipos de la zona de descenso en peligro de bajar, el Villarreal no ha sido capaz de reponerse ni de puntuar.

INMINENTES RIVALES

Para colmo, los dos próximos rivales antes del parón por selecciones son Celta y Mallorca, dos de los mencionados equipos y que ya saben lo que es ganarle al Submarino. Trabajo tiene Calleja y su cuerpo técnico para encontrar la fórmula con la que revertir la situación.