A Manu Trigueros le costaba encontrar explicaciones a lo que le sucede al Villarreal. Una vez más esta temporada, el equipo amarillo no pudo mantener un marcador a favor para marcharse con un empate que «nos sabe a poco», reconocía el talaverano, que desvelaba que las intenciones de los futbolistas eran «venir a ganar para mirar hacia arriba y tener dos semanas de tranquilidad... pero no ha podido ser».

El centrocampista, como en anteriores ocasiones, cerraba filas con su entrenador, Javi Calleja, del que esperan su continuidad a pesar de la racha de malos resultados, en la que ya se acumulan cinco encuentros consecutivos de Liga sin conocer la victoria —dos puntos y tres derrotas—. «Es cierto que estamos pasando un año jodido, ahí abajo, pero el grupo tiene plena confianza en Calleja. Estamos con él. El pasado hicimos un gran año y esperamos ir hacia arriba», señalaba el futbolista, que iba un poco más allá en el apoyo a su entrenador: «Estamos a muerte con Calleja. Nos gusta su estilo y forma de juego. Esto lo sacaremos todos juntos».

Para Manu Trigueros, ahora más que nunca es cuando el equipo debe demostrar su «unidad» para intentar buscar soluciones para salir de la crisis. «Somos realistas. Estamos donde estamos y toca sufrir. Así que afrontamos estas dos semanas de parón con la idea de seguir trabajando para salir de esta situación y quitarnos los fantasmas de encima», explicaba el centrocampista, que a pesar de conseguir igualar el choque de Vallecas en la recta final apunta que tanto él como sus compañeros abandonaron el terreno de juego «con una sensación agridulce».