El adversario (Inter), la cercanía del inicio de la competición (15 días) y la tibieza mostrada hasta la fecha (plasmada en los resultados: dos victorias y tres derrotas) espolean al Submarino cara al ensayo más exigente de este verano. Los amarillos se han desplazado en un viaje exprés a Italia (han aterrizado esta mañana en Pescara y vuelven tras el partido) para enfrentarse a uno de los equipos con mayor solera del mundo, necesitados de dar un paso al frente (20.30 horas, Gol).

Después de este test, que tendrá lugar en el estadio Riviera della Palme de San Benedetto del Tronto (localidad bañada por las aguas del Adriático), al Submarino solo le quedará el trofeo Carranza (semifinal frente al Málaga el viernes; Las Palmas o Cádiz al día siguiente) para terminar de engrasar su maquinaria antes de comparecer, el día 21, en el Ciutat de València. No obstante, las lesiones están alterando el desarrollo de un verano sin excesivos sobresaltos, con la plantilla hecha hace semanas, a excepción de la llegada de Pablo Fornals y la salida de Jonathan dos Santos.

LA ENFERMERÍA

En este sentido, Fran Escribá podría disponer ya de Enes Ünal, después de que el joven delantero turco, una de las caras nuevas, no juegue desde el bolo con el filial amarillo, hace ya casi un mes. El entrenador groguet recupera más pólvora con Roberto Soldado.

Nada parece impedir el concurso, frente al Inter, de Rodrigo Hernández y Manu Trigueros, pese a las molestias que arrastran a raíz del compromiso en La Bombonera, donde los amarillos cosecharon su tercera derrota estival (tras las sufridas a manos del Villarreal B y Gimnàstic), compensadas por los triunfos sobre el Reus y el Levante, precisamente su primer rival de verdad, en exactamente 15 días.

Este Inter-Villarreal colmará a los nostálgicos. Un partido que evoca a la eliminatoria de la Champions de hace 11 años, cuando la exhibición de Riquelme y el gol de Arruabarrena en El Madrigal propicio el pase del Submarino a aquella recordada semifinal frente al Arsenal.