El Villarreal acabó enredado en la mullida telaraña que tejió el Betis en El Madrigal (0-0). El cuadro andaluz frenó con su ordenado dispositivo defensivo la racha de seis triunfos consecutivos de los amarillos. Diseñó una idea y la siguió al pie de la letra desde el principio hasta el final, planteando un encuentro a no dejar jugar al Villarreal, edificando un completo entramado de ayudas y coberturas encaminado a no dejar espacios ni huecos al contrario. Y tuvo premio frente a un Submarino que siempre saca buenas notas cuando de defender se refiere, pero al que le cuesta alcanzar el aprobado en ataque.

Lo intentó una y otra vez, sobre todo en la segunda parte, cuando tuvo el balón siempre y el partido se jugó en el medio campo bético, pero nunca encontró el más mínimo resquicio. De hecho las ocasiones más claras de los amarillos llegaron en la primera parte, justo cuando tuvo menos el balón. El Betis encontró lo que buscaba y el Villarreal sumó un punto que es menos malo de lo que puede parecer. Marcelino necesita un abrelatas para este tipo de partidos. Se corrió mucho, pero con más corazón que cabeza. La distancia con la quinta plaza sigue siendo importante, y esa debe ser la lectura positiva de una noche gélida y contra un adversario que vino a por el 0-0 y lo encontró.

AGITADO INICIO // El Betis se le subió a las barbas en los inicios del encuentro a un Villarreal muy descosido y que pasó por ciertos apuros pese a que Rubén Castro era el único punta visitante. Marcelino puso en liza al que se puede considerar en estos momentos como el once de gala, con nueve cambios respecto al que cayó el miércoles en la Copa del Rey (solo repitieron Musacchio y Adrián Marín). Le está costando mucho hilvanar un fútbol fluido en ataque al equipo amarillo, pero, pese a ello, dispuso de tres ocasiones claras para haberse marchado al descanso con ventaja. Dos de ellas para Soldado, una de ellas con el balón al poste cuando parecía que llegaba el 1-0. La segunda, en un tiro desde un costado del área, despejado con apuros por Adán. A Bakambu se le fue por centímetros un tiro con mucha intención. Sin embargo, el Villarreal no dejaba buen sabor de boca ni sensaciones de dominar y controlar el partido.

El Betis, con un repliegue de todos sus jugadores a excepción del delantero, no dejaba espacios para que el Submarino aplicara una de sus armas favoritas: el contragolpe. El Villarreal no ejercía la habitual presión sobre el poseedor del balón, todo lo contrario que su rival, que incomodó la salida de la pelota de Bruno o Trigueros. Este detalle motivó una imagen poco habitual en los partidos como local del Submarino: perder la posesión del balón. El conjunto andaluz dispuso de dos oportunidades importantes para marcar. La más clara de Rubén Castro en el primer cuarto de hora, estrellándose en un inspirado Areola (siempre aparece cuando hace falta). El paso de los minutos servía para que los verdiblancos ganaran, poco a poco, peso en el encuentro, aunque al Villarreal le bastó con muy poco para mantenerse vivo y acabar el primer tiempo con el 0-0.

MISIÓN IMPOSIBLE // Marcelino intentó que sus hombres abrieran el campo y que tuvieran paciencia para encontrar el hueco en la mullida telaraña bética, tejida con laboriosa solidaridad de sus jugadores. La vuelta de vestuarios dejó una ligera mejoría de los locales, traducida en más ritmo en el movimiento del balón, pero ni Denis ni Jonathan fueron los puñales que necesita un equipo cuando el rival no le deja espacios para buscar la sorpresa a la contra ni huecos en el ataque estático. Sin acierto en el uno contra uno ni velocidad, es difícil sorprender a un rival disciplinado tácticamente. Bruno ordenaba los movimientos y marcaba el tempo de un Villarreal que apelaba a la paciencia intentando mover al adversario de un lado para otro más los desmarques de Soldado, muy vigilado, pero el agujero no aparecía. Marcelino echó mano del banquillo con las entradas de Baptistao y Castillejo. Los amarillos se volcaron, lo que provocó algún susto del Betis a la contra, pero tampoco es fácil buscarle las cosquillas a la zaga amarilla.

LO PREVISTO // La mayor parte del segundo acto se ajustó a un guión repetitivo. El Villarreal tocaba y tocaba desde su línea de iniciación, partiendo de sus dos centrales, con una segunda escala en Bruno o Trigueros, quienes con desesperación no encontraban un pase de ruptura o un espacio en la zona de finalización. El Submarino tuvo que limitarse a un fútbol horizontal, con acceso restringido al área andaluza. El Betis apostó todas sus monedas al cero en su portería y a la lotería de un contragolpe certero, pero el conjunto amarillo tampoco cayó en la trampa. Así discurrieron los segundos 45 minutos. El Villarreal lo intentó, pero sucumbió una y otra vez enredado en el tupido tejido de coberturas y ayudas defensivas que diseñó Merino.

El Betis logró su objetivo y se llevó un punto del Madrigal. El Villarreal vio interrumpida su racha de seis victorias consecutivas con un punto que tampoco es malo: 19 de 21 puntos no es, ni mucho menos, un mal bagaje. H