La final de la Copa del Rey, Barcelona-Sevilla, se jugará en el Wanda Metropolitano. Será el sábado 21 de abril, como estaba previsto inicialmente, según se acordó ayer en la Federación Española de Fútbol (RFEF), en una reunión en la que asistieron los representantes de los clubs finalistas.
Una de las opciones que había sobre la mesa era disputar la final en La Cartuja de Sevilla, alternativa rápidamente descartada ya que no era del agrado, obviamente, de los azulgrana.
El Atlético, desde el primer momento, ofreció su estadio como sede, la primera que se disputará en este escenario, estrenado esta temporada. Además, el acontecimiento servirá también de ensayo general para la final de la Champions de la próxima temporada, que también se jugará en el Wanda, que tiene una capacidad para 67.829 espectadores (cada club dispondrá de 22.000 entradas para el partido). Los encuentros que se tendrán que aplazar al 9 de mayo, con motivo de la final copera -dado que se disputará en un día de jornada de Liga-, serán el Atlético-Betis, Sevilla-Real Madrid y Barcelona-Villarreal.
Guillermo Amor, director de Relaciones Institucionales del Barcelona, se mostró satisfecho con la sede y la fecha de la final: «Para nosotros está bien. Después de lo que hemos hablado, se han barajado varias cosas, algunas difíciles e imposibles, y creemos que la fecha era la que teníamos todos en mente, ya que era muy difícil cambiar el 21 de abril».
El Barcelona pretendía cambiar la fecha, ya que el 25 de abril se disputa la ida de las semifinales de la Champions, pero cuadrar otro calendario era complicado. «No era posible por cuestión de calendarios, muchísimos partidos, muchas competiciones... Nosotros estamos metidos en todas y ojalá sigamos hasta el final. Si juegas todos los días en esas fechas, es muy buena señal», agregó Amor, quien confirmó que el Barcelona no había pedido que la final se jugara en el Bernabéu.
Pepe Castro, presidente del Sevilla, también estaba contento: «El Wanda es el mejor estadio y el 21 de abril, la mejor fecha».
