MásMóvil anunció ayer la compra del operador Lycamobile por 372 millones de euros, una operación con la que busca reforzar su posición en el segmento prepago tras adquirir Llamayá y Lebara en el 2017 y el 2018, respectivamente. La transacción, que será financiada con deuda bancaria, ha sido garantizada por dos instituciones financieras internacionales y está solo sujeta a la autorización previa de las autoridades de competencia. La deuda de MásMóvil, que a cierre del 2019 se situó en 1.655 millones de euros, se elevará por encima de los 2.000 millones de euros.

Lyca es un operador móvil virtual especializado en el segmento prepago que empezó a operar en España en el 2010. A finales del año pasado contaba con alrededor de 1,5 millones de líneas, con un ARPU (ingreso medio por cada usuario) ligeramente superior a los 7 euros. En el 2019, Lyca alcanzó unos ingresos de 132 millones de euros con un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 45 millones de euros.

AGONÍA DEL PREPAGO / La compañía que dirige Meinrad Spenger estima que la incorporación de Lyca le permitirá generar sinergias, principalmente a través de la reducción de los costes del uso de la red móvil, con un Ebitda proforma superior a los 70 millones anuales a partir del 2021.

El prepago, o recarga de saldo en la tarjeta del teléfono que se va descontando según el uso, tuvo su época de mayor apogeo a finales de los 90 con la democratización del móvil al alcanzar 15,7 millones de los 24,3 millones de clientes de móvil (diciembre del 2000). A partir de entonces se produjo el efecto contrario, con la expansión de los paquetes convergentes. El punto de inflexión fue en el 2005, cuando el contrato superó al prepago.

Los últimos datos de la CNMC (noviembre del 2019) indican que, de 54,2 millones de líneas móviles que hay en España, solo 10,6 eran de prepago. Ese mes el prepago perdió 93.291 líneas y el pospago ganó 185.531.