Con el salón de sesiones del ayuntamiento de Monofa repleto de vecinos y con la tranquilidad que otorga un resultado electoral concluyente, la nueva corporación municipal inició la segunda legislatura con el popular Wenceslao Alós al frente, aunque en condiciones muy distintas, dado que las urnas le concedieron una evidente mayoría absoluta.

Con todo dicho, respecto de la conformación del plenario, la innovación llegó de la mano del protocolo escogido para desarrollar la sesión. Los concejales electos estuvieron sentados entre el público, mientras la presidencia de la mesa de edad fue llamándoles alfabéticamente para que juraran o prometieran el cargo.

En su primera intervención tras su reelección Alós recordó «días similares» en los que sus antecesores, al igual que él, «tomaron posesión de sus actas con la misma ilusión y voluntad por mejorar Moncofa». En esta nueva etapa considera «una obligación coger lo mejor de cada uno, aprender de sus errores y continuar buscando el progreso, la igualdad y el crecimiento, justamente distribuido entre todos, sin acorralar a nadie», detalló.

CON DIÁLOGO / Para quien ha tenido que gobernar en minoría los últimos cuatro años, la mayoría absoluta concedida por sus vecinos en las urnas «nunca debe confundirse con que hayan dicho que quieren que se gobierne solo para quienes se identifiquen con estas siglas». Es por ello que defendió su propósito de «continuar manteniendo puentes de diálogo con todas las fuerzas políticas» durante la legislatura que comienza en la localidad.

A su vez, aseguró que el Ayuntamiento «siempre mantendrá una lealtad institucional con otras administraciones» --en esta ocasión todas lideradas por el Partido Socialista-- y se comprometió a «no abusar de la pancarta a la hora de reivindicar» lo que les pertenece como pueblo, «lo que no debe confundirse con el servilismo si nos encontramos con la inacción», subrayó. Con sus ocho concejales, Alós afronta un escenario en el que lo de llegar a acuerdos con la oposición es una voluntad, pero no necesidad.