Un nuevo movimiento cerrado esta semana confirma al azulejero como uno de los sectores más dinámicos y atractivos de la economía española. La compañía norteamericana Ferro, con sede en Almassora, acaba de adquirir Quimicer. Ambas compañías mantendrán en el futuro inmediato sus propias líneas productivas, pero con esta adquisición la multinacional química consolida su posición de privilegio en un sector al alza como el de los esmaltes y los colores cerámicos, especializada de la firma adquirida.

El acuerdo, que se ha labrado durante semanas y que se da por cerrado pese a que no hay confirmación oficial por parte de la casa matriz de Ferro, permitirá a la estadounidense hacerse con las plantas que Quimicer tiene en Onda, Polonia y Portugal. Asimismo, la empresa, creada en 1989 en Onda también posee una reputada cartera de clientes en 25 países, además de contar con oficinas comerciales propias en Taiwán, Malasia y Turquía.

Quimicer es una empresa saneada pero que en los últimos años ha pasado por una complicada situación familiar que había llegado a amenazar su futuro. La repentina muerte en 2016 del teórico heredero de la firma, Antonio Bonet, hijo del propietario y que ya asumía muchas funciones, hizo que la buena marcha de la empresa se tambaleara y ha pesado mucho en la decisión de vender. En principio, los alrededor de 100 empleados de la compañía tienen garantizados sus puestos de trabajo, pues la idea es cambiar pocas cosas a nivel productivo, al menos en el corto plazo.

MÁS COMPRAS

No es la primera compra que Ferro realiza en los últimos meses, pues a finales del año pasado ya anunció la adquisición de otro de sus teóricos rivales en el campo de los esmaltes. En aquella ocasión fue la valenciana Endeka, proveedora histórica del sector azulejero castellonense y de un tamaño similar a Quimicer, pues también contaba con unos 100 empleados en el momento en el que el fondo Alchemy se deshizo de ella. En aquel caso, la operación rondó los 70 millones de euros, una cifra similar a la que Ferro ha abonado también en esta ocasión. Dos operaciones que demuestran el buen momento de la química con sede en Ohio, que esta misma semana presentaba resultados del segundo trimestre con un volumen de negocio que se fue hasta los 416 millones (+19,4).

Ferro no es la única empresa del entorno azulejero que se ha movido en los últimos meses. Hace mes y medio, el fondo americano Avenue Capital anunciaba la compra de la vila-realense Rocersa. El modus operandi fue similar al que ahora acomete Ferro con Quimicer: compra de la empresa, pero total autonomía productiva. El baile se había iniciado en 2017 con dos operaciones de envergadura: la venta conjunta de Esmalglass-Itaca y Fritta al fondo Lone Star por 605 millones y la adquisición de Keraben por la británica Victoria por 274. ¿Los motivos? La creciente liquidez en los mercados para invertir, que se suma al buen momento de un sector reinventado tras la crisis.