El sector citrícola vive una campaña para olvidar. Sin embargo la gravedad de la crisis actual, que se suma a años de precios bajos para los agricultores, ha motivado una reflexión generalizada entre los distintos actores, desde los empresarios a los productores pasando incluso por las administraciones públicas. Una alternativa es abandonar la tierra o, en el argot agrícola, baixar el portell. Pero si dejarlo no es una opción se impone una transición de la que se ha hablado mucho, en la última edición de Fruit Logistica, celebrada esta semana en Berlín.

Pese a que una feria es siempre un lugar donde mostrar la mejor cara, empresarios reconocieron en privado a Mediterráneo que fue un certamen con más caras largas de lo que es habitual. Hasta ahora, la peor parte de los problemas estructurales de la agricultura castellonense se la llevaban los agricultores, pero esta campaña la situación ha ido a peor y también las exportaciones a la Unión Europea, principal mercado de los cítricos de Castellón, se han resentido. Pese a ello, las empresas no han tenido tiempo de reacción y han llegado a Berlín con las mismas armas que en ediciones anteriores. Pasado el certamen y prácticamente cerrada la campaña en la provincia, es el momento de que el sector haga los deberes para que la «terrible competencia» detectada en Berlín (con Suráfrica como ejemplo más paradigmático) no provoque otra mala campaña a partir de otoño.

Los empresarios consultados coinciden en señalar que es necesario insistir en la diferenciación. En palabras del president de la Generalitat, Ximo Puig, es necesario «diseño» y «segmentación». Las compañías recogen el guante, pero también piden a las administraciones más campañas de marketing en los mercados internacionales. «Son necesarias y hay que ponerlas en marcha lo más rápido posible», aseguró el presidente de la patronal citrícola Asociex, Jorge García.

En sintonía con la urgencia de mejorar la promoción, en las últimas semanas la Plataforma per la Dignitat del Llaurador ha vuelto a resucitar el gran deseo del sector, esto es, la creación de un sello de calidad para la clemenules. Tal y como publicó este diario, la voluntad de este organismo es que esta suerte de denominación de origen esté en marcha ya la próxima campaña, aunque el tiempo apremia y no será nada fácil lograrlo. Pero también empresarios como el vicepresidente de Asociex y gerente de Nulexport, Pasqual Pla, ven con muy buenos ojos esta opción.

RECONVERSIÓN VARIETAL

En un ámbito compartido entre los agricultores y las administraciones --en particular la Generalitat-- también en un futuro próximo habrá que acometer la cacareada reconversión varietal para oxigenar la parte central de la campaña --dominada precisamente por la clemenules-- y dar mayor importancia a variedades tempranas o tardías. Ello no es fácil para el pequeño agricultor, y es aquí donde entra el Consell, que a través del IVIA puede investigar en nuevos productos con royalties asumibles para todos.

COMPETENCIA DE TERCEROS

En los ámbitos nacional y europeo habrá que jugar el partido quizá más importante, que es el de defender el producto autóctono frente a las importaciones de terceros países como Suráfrica, pero también de otros del área mediterráneo como Marruecos, Egipto o Turquía e incluso del hemisferio sur, como Chile y Perú.

En el caso concreto surafricano, hasta octubre no se cumplen los tres años de la firma del acuerdo de libre comercio, que es el plazo mínimo a partir del cual plantear la posible aplicación de la cláusula de salvaguardia. Para avanzarse a situaciones similares en el futuro, el president Puig pidió esta semana a la Comisión Europea la creación de un Observatorio Europeo del Mercado de la Fruta y la Verdura que haría funciones de vigilancia. Asimismo, el dirigente morellano pidió a las instituciones comunitarias garantizar reciprocidad en materia de sanidad vegetal.