Si un municipio de Castellón ha vivido con intensidad todo el proceso del brexit ese es Alcalà de Xivert, ya que en Alcossebre vive una colonia de unos 1.000 ingleses que son imprescindibles para la economía local, ya que muchos de ellos tienen incluso fijada allí su primera residencia.

En su mayoría, estos británicos compraron viviendas en Alcossebre --y en menor medida también en otras localidades litorales-- durante las décadas de los 70 y los 80, pero ahora esta generación envejece y el relevo no está ni mucho menos garantizado.

De hecho, según los datos del Consejo Notarial de la Comunitat Valenciana, la demanda internacional de vivienda en la provincia se se enfría y uno de los mercados en retroceso es el británico. Tres años después del referéndum en el que una exigua mayoría de ciudadanos británicos votó a favor de abandonar la Unión Europea, el efecto brexit parece que empieza a afectar al ladrillo de Castellón. De hecho, en los seis primeros meses de este año, la compraventa de viviendas ha caído un 16,6%, desde las 49 transacciones del año pasado a las 42 de este ejercicio. En la Comunitat la tendencia aún es más acusada: las ventas se han hundido un 22%, un desplome que ha sido especialmente intenso en Alicante.

No solo ocurre esto, sino que las inmobiliarias ubicadas en los municipios del norte de Castellón explican que, en la actualidad, entran más ingleses para vender sus propiedades que para adquirir nuevos inmuebles, algo impensable hace unos años. «Quienes venían a pasar su jubilación se han hecho mayores y prefieren volver a Inglaterra para pasar allí los últimos años de su vida», explicaron recientemente desde la Concejalía de Turismo de Alcalà.