Comparto las palabras de Emily Dickinson que escribió que “la buena suerte no es casual, sino fruto del trabajo”. Y, por desgracia, la buena suerte ha desaparecido en los Ayuntamientos de más población de la provincia, aletargados por la siesta permanente de sus gobernantes actuales. La izquierda en la provincia está demostrando que está instalada en la demagogia y que no cree en la creación de oportunidades ni en la libertad de las personas. No cree en Castellón, desde luego, ni cree en ayudar a los municipios pequeños.

Ximo Puig, acosado por la ausencia de gestión y la ambición de Mónica Oltra, se reunía esta semana con alcaldes de la coalición PSOE-Podemos-Compromís para hacerse una foto. En eso consistía la reunión: en una imagen gris porque no engañan a nadie: El presupuesto de Puig para la provincia ha sido amputado y, ahora, en lugar de ayudar a todos los municipios, quiere dejar de ayudar a los pequeños sin ayudar más a los grandes.

No tiene sentido que Puig y su izquierda radical ataque al Gobierno provincial en lugar de ayudar. Que nos ayude a combatir la plaga de mosquitos. Y sobre todo, estamos esperando a que rectifique y que deje de desmantelar los servicios sanitarios.

Ahora ya sabemos que Puig y sus compañeros radicales se retratan solos, y solos están en querer marginar a Castellón, en ir en contra de los intereses de los municipios pequeños y de todos sus habitantes. En lo único que parece que no van a recortar es en utilizar las instituciones que gobiernan para beneficiar los intereses de los partidos políticos que representan, aunque con ello perjudiquen a las personas. H

*Diputado provincial del PP