En unos días recibiremos las reliquias de santa Bernardita con motivo de la celebración en 2019 de un año dedicado a ella. Nuestra diócesis ha querido sumarse a esta celebración recibiendo, como otras 47 diócesis de España, sus reliquias para acercar a esta santa especialmente a todas aquellas personas que, por diversos motivos, no pueden ir a Lourdes. Deseamos que así nazca o renazca entre nosotros la devoción a Bernardita y a Nuestra Señora de Lourdes. A través de las reliquias de Bernardita podemos experimentar aquí la cercanía de la Virgen y escuchar y acoger su mensaje en Lourdes, que no ha perdido actualidad.

Bernardita fue testigo y protagonista de las apariciones de la Virgen María en la Gruta de Massabielle, del 11 de febrero al 16 de julio del 1858. Por su pobreza y humildad, había sabido cultivar las virtudes cristianas de la inocencia, la amabilidad, la bondad, la caridad, la piedad y la dulzura. La Virgen visita a un alma pura y llena de amor por su Hijo, dispuesta a cualquier sacrificio para llevar a cabo la obra de Dios; a ella le puede confiar el mensaje que desea comunicar al mundo.

El mensaje de Lourdes está en los gestos y las palabras entre la Virgen y Bernardita durante las apariciones. El 11 de febrero de 1858, Bernardita, su hermana y una amiga van a recoger leña por los prados y se acercan a la gruta de Massabielle, el cubil de los cerdos. Bernardita queda sola; oye una ráfaga de viento y nota que los árboles no se mueven; entonces, en un hueco de la gruta, ve un resplandor y, en seguida, a una jovencita muy hermosa que le sonríe. La gruta era un lugar sucio, oscuro, húmedo y frío. Y allí quiso aparecerse María, signo del amor de Dios y de lo que Dios quiere realizar en nosotros. He aquí el signo: el encuentro entre la riqueza de Dios y la pobreza del hombre. Dios viene a encontrarse con nosotros en medio de nuestras miserias para limpiarnos y salvarnos.

*Obispo de Segorbe-Castellón