Las mujeres del mundo rural representan una cuarta parte de la población mundial. Teniendo en cuenta que el 76 por ciento de la población que vive en la extrema pobreza se encuentra en zonas rurales es preciso garantizar el acceso de las mujeres rurales a los recursos naturales. Es uno de los datos del 15 de octubre, Día Internacional de la Mujer en el medio rural. Y es una realidad mundial. Aquí es innegable el papel relevante que de las mujeres y su lucha por la supervivencia en las zonas rurales.

Son la sal de la tierra, y la vida, porque son las primeras emprendedoras, cooperativistas y protagonistas de la economía social en nuestras comarcas. Y así lo confirma Regina Campos, presidenta de Fademur-PV, Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales en el País Valenciano. En Castellón, esta organización está representada por Ruth Sanz, Sol Sorribes y Ana María Julián, comprometidas con el futuro y los derechos de las mujeres en los pueblos, donde aún se viven las dos velocidades de esta sociedad. Afortunadamente, se han encendido luces tras sufrir años de políticas de invisibilidad y abandono.

Las mujeres han sido y siguen siendo el motor de los pueblos. Hoy mantienen la reivindicación de tener igualdad de oportunidades, de contar con servicios de proximidad y de calidad, aspectos imprescindibles para frenar el despoblamiento de las zonas rurales.

Mujeres valientes y luchadoras como todas, pero en un medio que siempre les ha sido hostil. Las mujeres representan más de un tercio de las personas que trabajan en las explotaciones agrarias, pero son catalogadas como ‘ayuda familiar’. La Ley de Titularidad Compartida, que reconoce derechos jurídicos, económicos, sociales, llegó con el gobierno de Zapatero. Hasta entonces las mujeres dependían de los hombres a nivel laboral y empresarial. Pero la falta de interés e indolencia de los gobiernos del Partido Popular ha mantenido esta subsidiaridad. Solo 200 mujeres se han acogido a esta ley en todo el estado. Tremendo.

En nuestro territorio ya hay avances a través de promoción, inclusión, subvenciones, formación y de impulsar el asociacionismo entre mujeres, imprescindible para crecer en la realidad de los pueblos. Regina Campos afirma y advierte sabiamente que la vida de los pueblos depende, sobre todo, del imparable movimiento de las mujeres. H

*Periodista