A falta de 80 días para jubilarse, el teniente fiscal del Tribunal Supremo, Luis Navajas, ha decidido no callarse ante las críticas que ha suscitado su informe contrario a la admisión a trámite de las querellas contra el Gobierno por su gestión de la pandemia. En una entrevista en Onda Cero, acusó ayer a dos de los fiscales de Sala del Supremo que participaron en el juicio del procés de estar «contaminados ideológicamente». Se trata de la exfiscala general del Estado Consuelo Madrigal y, según señalaron fuentes fiscales a este diario, de Fidel Cadena. El motivo es que, según el número dos del ministerio público, antes incluso de la interposición de denuncia alguna contra el Ejecutivo por víctimas o partidos en el alto tribunal, ya le advirtieron de que «el prestigio de la institución recaía sobre sus hombros» y le instaron a investigar la gestión del Gobierno.

Navajas solo identificó en antena a Madrigal porque dijo que, pocos días antes, firmó un artículo en El Mundo tan crítico con el estado de alarma decretado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez que varios querellantes querían usarlo como prueba para tratar de lograr que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, o el presidente del Gobierno fueran imputados por su gestión.

Eso la invalidaría para pronunciarse sobre las querellas presentadas, porque suponía que «estaba absolutamente contaminada», explicó el teniente fiscal, entre otras justificaciones de por qué no consultó a la Junta de Fiscales de Sala, como le reclamaba la conservadora Asociación de Fiscales, así como miembros del ministerio público que ejercen en el alto tribunal, y que, a través de los medios de comunicación sin identificarse más que como fuentes, se mostraron muy críticos con su dictamen.

«Con esa tropa no puedo ir a la guerra», aseveró Navajas. «Son fiscales de altísima consideración, pero en este asunto están contaminados ideológicamente y no deberían pronunciarse. No digo que me coaccionaran, pero intentaron influenciarme, y eso me puso en guardia», afirmó.

El fiscal, con una carrera de 45 años a sus espaldas, explicó que todo el mundo tiene su ideología, incluidos los representantes de la carrera fiscal, pero que estos no pueden dejar que se traslade a sus informes.

Además de la acusación directa a dos de los cuatro fiscales que representaron al ministerio público en el juicio del procés, Navajas también dejó ver «sus dudas» hacia el delito de rebelión que mantuvieron sus compañeros contra los líderes independentistas, aunque sostuvo que nunca habría ido a un medio a criticarlo públicamente, pese a que era justo lo que hacía.

Para negar relevancia a la posibilidad de que el Supremo acabe admitiendo a trámite las querellas, cuyo rechazo propugna, se remitió expresamente a ese caso, en el que el alto tribunal «pinchó el globo» de la rebelión al condenar finalmente a los procesados por sedición.

El número dos de la fiscalía no escatimó en ejemplos. «El juicio se televisó y se vieron algunas cosas que... en fin», dijo sin querer ir más allá por una vez.

«Hicisteis un trabajo honrado, meritorio en tres años y digno de aplauso, pero luego el Supremo os pinchó el globo. Eso lo que significa es que no acertasteis en ese momento», señaló.

Para la presidenta de la Asociación de Fiscales –la mayoritaria de la carrera–, Cristina Dexeus, «tachar ideológicamente a los compañeros está fuera de lugar», y recordó que el ministerio público, como institución, prevé mecanismos para valorar la profesionalidad y la actuación de los fiscales, y cada fiscal puede hacer uso de ellos para defender sus intereses, informa Europa Press.

Sobre la oportunidad de la reunión de la Junta de Fiscales de Sala, Dexeus explicó que precisamente su asociación solicitó su celebración para «blindar» y dar un «mayor respaldo» al teniente fiscal en un caso «extraordinario» como el que se estaba estudiando. Se trataba de evitar cualquier tipo de sospecha de «identificación» de la Fiscalía General del Estado con el Gobierno de Sánchez, indicó. H