El 10 de noviembre, Pablo Casado tiene la oportunidad de recuperar parte de los 71 diputados que perdió en abril. De 137 cayó a 66, el peor resultado del PP de toda su historia. Para intentar resurgir, en verano inició un giro hacia el centro, bajó el tono, borró los insultos a Pedro Sánchez e incluso empezó a hablar más despacio. Poco a poco fue aparcando los asuntos más controvertidos (Franco, la eutanasia, el aborto) y se olvidó de intentar reconquistar a los votantes de Vox. Y, por ahora, esas rectificaciones Casado están obteniendo premio en los sondeos, que le dan un aumento considerable (incluso hasta los 100) a la par que se hunde Ciudadanos. Casado ha logrado que cale la idea de que hay partido y que Pedro Sánchez no lo tiene hecho.

El líder de los populares repetirá en cada mitin la necesidad de concentrar el voto de la derecha en el PP, el partido con "más experiencia" en "gestionar crisis", asegura a menudo. Para enviar ese mensaje de que está preparado para gobernar si es necesario esta vez se ha rodeado de veteranos en las listas, como las exministras Ana Pastor, Elvira Rodríguez e Isabel García Tejerina.

Pero estos días en Génova ha surgido una nueva preocupación: el crecimiento que los sondeos también le dan al partido de Santiago Abascal, una subida que va a poner a prueba la estrategia del PP. Esta semana a Casado se le ha notado que duda si se ha pasado de moderación en el asunto catalán en concreto, el tema estrella que da alas a Vox. Por eso el miércoles insinuó que la Generalitat está detrás de la adquisición de material susceptible de utilizarse para fabricar explosivos de los miembros del Equipo de Respuesta Táctica (ERT) detenidos en septiembre y, el jueves, aseguró que Quim Torra alienta "la rebelión y la insurrección".

Algunos dirigentes del partido consultados, y que piden discreción, consideran que Casado debe mantener la "templanza" que ha exhibido hasta ahora pese a los graves disturbios en Catalunya, y que pueden volver a reproducirse en plena campaña. El candidato defiende la aplicación ya de la ley de seguridad nacional para "quitarle el mando de los Mossos a Torra" y pide a Sánchez que le mande ya un requerimiento para que cumpla con sus obligaciones constitucionales, el primer paso obligado antes de aplicar el 155. Un artículo que no cita en el programa electoral, por cierto, donde solo habla del "requerimiento".