L a semana pasada, cuando la Fiscalía Anticorrupción ya había pedido la imputación de Jorge Fernández Díaz y María Dolores de Cospedal por el caso Kitchen , Pedro Sánchez evitó afeárselo a Pablo Casado en la sesión de control al Gobierno del miércoles. Ese papel lo hizo el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, en su cara a cara con el secretario general del PP, Teodoro García Egea. Sin embargo, ayer, el líder del Ejecutivo tardó un segundo, lo que le costó empezar a hablar, para lanzarse contra Casado. El jefe de la oposición le había preguntado qué «recortes» va a seguir haciendo la Moncloa pese a la pandemia, ya que, en su opinión, ha abandonado a los autónomos, a los empresarios y a las clases más vulnerables, pero Sánchez le respondió con un misil que nada tenía que ver con esos asuntos: «Los únicos recortes que necesita España es recortar la corrupción del PP».

El Gobierno dejó claro que va a rechazar cualquier crítica del principal partido de la oposición con el escudo de la Kitchen, la operación ilegal organizada, supuestamente, por el Ministerio del Interior de Fernández Díaz, para robar información al extesorero Luis Bárcenas sobre la caja b del PP. «Toda España sabe que ustedes taparon un delito con otro delito, la Kitchen con la Gürtel », espetó Sánchez.

El juez todavía está pendiente de decidir si imputa a los exministros de Mariano Rajoy, pero el resto de la bancada, también Ciudadanos y Vox, ha empezado a usar políticamente el nuevo escándalo que acorrala a los conservadores. Fuentes del PP lamentaron que Sánchez no contestara a las preguntas de Casado. «Solo hace oposición a la oposición. Se dedica a atacar al PP», apuntaron desde la dirección.

El líder socialista reclamó al conservador, una vez más, que renueve los órganos constitucionales, entre otros, el Consejo General del Poder Judicial, el Defensor del Pueblo y RTVE.

Después de haber encajado la respuesta de Sánchez, en su segundo y último turno, Casado cargó contra la exministra socialista y ahora fiscala general del Estado, Dolores Delgado, por considerarla una «comisaria política». Afirmó que el Gobierno la ha «usado» para evitar dos investigaciones: llegar al fondo de la financiación irregular de Podemos, socio del PSOE en la Moncloa, y también la «negligente actuación» del Ejecutivo al no evitar las manifestaciones del 8-M para evitar contagios.

Sánchez no le contestó y volvió a citar la Kitchen. Reclamó a su contrincante que demuestre que su partido no es «el PP de Mariano Rajoy y José María Aznar» y cumple con la ley y con la Constitución, no solo acabando con la presunta corrupción, sino también aceptando negociar la renovación de las instituciones.

Si albergaba alguna duda, Casado pudo comprobar ayer la dificultad de hacer oposición con el lastre del nuevo escándalo de corrupción. El líder del PP pidió a la dirección de su partido ideas para poder salir de esta espiral diabólica en una reunión especial del comité de dirección el pasado viernes, tal como desveló este diario. El debate, según varias fuentes consultadas, se alargó mucho más de la habitual hora y media: duró 10 horas. H