L a negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) se encarrila. Pedro Sánchez da por removido el último obstáculo antes de entrar en harina: el inicial veto de Unidas Podemos a Ciudadanos. Pablo Iglesias levanta el pie, pero a cambio logra dos de sus objetivos: pactar el borrador del proyecto de ley con Hacienda –algo que el PSOE aceptaba de entrada– y sentarse en la mesa con los otros grupos. Eso sí, la subida fiscal que recogía el programa de la coalición queda, por ahora, congelada, lo que permitirá al Gobierno tender puentes con Inés Arrimadas más fácilmente. Un consenso que pone fin, por ahora, al último episodio de tensión que ha agitado a los socios.

Y es que ya no queda duda de que Cs es el socio elegido por Sánchez para sus primeros Presupuestos, a la vista de que ERC «no tiene margen» para acercarse al Ejecutivo por su pronta pugna electoral con JxCat. Ayer no hubo ropajes. En una entrevista en la SER, el presidente sostuvo que «no ha habido veto» a Cs. Y evidenció el pacto interno alcanzado la víspera, en una reunión que él mismo mantuvo con Iglesias: «UP y el PSOE somos conscientes de que tenemos que aprobar unos Presupuestos, de que tendrán que ser progresistas y de que no pueden ser unos PGE excluyentes. No podemos excluir a ningún grupo político de esa interlocución». Pero los interlocutores, a su vez –o sea, Cs–, deberán asumir que el Gobierno «no es monocolor, sino de coalición».

La portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, dejó aún más claro el marco del consenso interno: las cuentas «son del Gobierno, no de Hacienda», y las dos formaciones se tienen que sentir «razonablemente cómodas» con él. Un entendimiento entre los socios que prevé «rápido».

Justo ayer, para mostrar esa distensión, la Moncloa avanzó a primera hora que Montero se vería por la tarde con el responsable económico morado y secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez. Ambos pilotarán el diálogo con los grupos.

Serán unos PGE «progresistas, feministas, ecológicos» y que velarán por la «cohesión», pero el borrador no estará blindado. Se redactarán unas cuentas, dijo Montero, que permitan pactar con partidos que «no pertenecen al mismo espectro ideológico». Además, la ministra agregó: «Lo importante es que el proyecto que podamos consensuar entre el Gobierno y Cs se abra camino a la mayor brevedad posible» para atar apoyos con el resto de grupos y lograr llevar los PGE al Congreso este mes.

La puerta no está cerrada del todo a ERC y, de hecho, tanto Sánchez como Montero incidieron en que el Gobierno no pone pegas para retomar la mesa de diálogo. Pero el objetivo es Arrimadas. Con ella se reúne el presidente hoy, después de recibir a Pablo Casado.

Los guiños del PSOE hacia Cs no terminan de encajar con la visión de los morados. Los de Iglesias se han abierto a intentar una negociación con los naranjas, aunque siempre como última vía y tras haber agotado todas las demás. Su intención sigue siendo revalidar la mayoría de la investidura para aprobar las cuentas, porque ven imposible encajar el programa de la coalición con las pretensiones de los liberales.

No obstante, a Arrimadas parece no importarle la posición de los morados. La líder de Cs dejó claro ayer que los PGE se negocian con Hacienda, en manos de Montero y, por lo tanto, del PSOE. En una entrevista en la COPE, sostuvo que busca un proyecto «sensato y moderado» con «la menor ideología de Podemos posible». «Estos no van a ser los Presupuestos de Iglesias, van a ser los de España para recibir 140.000 millones de Europa», sentenció. H

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, pidió ayer «consenso» para sacar adelante unos presupuestos generales del Estado para 2021, ya que aportaría «credibilidad» a la economía española, que va a necesitar «unos cuantos trimestres de crecimiento robusto» para recuperarse. Así lo explicó durante la clausura del seminario El sistema financiero en la crisis de la covid-19 , organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander.

Hernández de Cos aseguró que las medidas que se tienen que adoptar respecto a las reformas estructurales y a la eventual consolidación fiscal «sería importante» que fuesen por consenso, «porque ayudaría mucho en términos de credibilidad».

En ese sentido, explicó que es necesario mantener «un grado de expansión fiscal», aunque «más selectivo», al tiempo que se diseña un esquema de consolidación fiscal para poder ponerlo en marcha «una vez que veamos que la recuperación es sólida», algo que, a su entender, tendrá lugar «a medio plazo».

«Nos enfrentamos a una recuperación gradual que, en todo caso, está sujeta a una elevada incertidumbre, y que es todavía incompleta y heterogénea», dijo el gobernador del Banco de España, convencido de que «la respuesta de política económica debe adaptarse a las necesidades específicas de esta nueva fase». H