Vestido con camisa de cuadros y pantalones vaqueros, sentado frente a una mesa de color blanco en una sala de la cárcel de Estremera, donde lleva algo más de un año y medio en espera de juicio,Francisco Granados carga contra todo y contra todos, apenas responde a las preguntas que se le formulan, interrumpe por sistema a los diputados y alardea de su gestión en la Comunidad de Madrid, donde ocupó varias consejerías, como si esta debiese ser reconocida a escala planetaria. La antigua mano derecha de Esperanza Aguirre, el exdirigente del PP al que casi todas las investigaciones por corrupción en la autonomía acaban señalando, ha comparecido este viernes en la comisión de investigación de la asamblea madrileña durante una hora y media en la que ha atacado, entre muchos otros, a su antiguo partido, a Podemos y a los medios de comunicación.

Granados se ha presentado a sí mismo como una víctima, alguien que no debería estar entre rejas porque todos los cargos que se le imputan, como formar parte de una organización criminal dedicada a perpetrar delitos de blanqueo, contra la Hacienda Pública, falsedad documental, cohecho y tráfico de influencias, son absolutamente falsos. “No he cometido ninguna irregularidad”, ha insistido por videoconferencia durante una sesión dedicada a la'Trama Púnica', la compleja red de negocios pagados con dinero público en la Comunidad de Madrid.

Esta es la visión del preso Granados sobre Aguirre, su antigua jefa: “Ni siquiera respeta mi presunción de inocencia, ella que va de liberal”. Aquí lo que piensa de Javier Maroto, vicesecretario del PP, que hace poco más de un mes dijo “Granados, al trullo”: “Al tal Maroto no se le conoce otro mérito que meterse con los compañeros de partido que estamos en problemas”. Y este es su juicio sobre los medios de comunicación, que en los últimos días han publicado una nueva parte del sumario de la ‘trama Púnica’, donde se recoge que el exconsejero del PP, presunto cabecilla de la red, hurtó parte de los donativos que obtuvo para el PP y sentía debilidad por los clubes de alterne, los caballos, las cabezas de toros Miura y las joyas Cartier: “Son picadores de carne, esparcidores de basura”. Los periodistas son, también, “acosadores de señoras mayores”, ha continuado Granados, en referencia al episodio protagonizado por su madre, quien el pasado martes trató de abofetear a un redactora de televisión que realizaba una retransmisión en directo a las puertas de su finca.

LAS CESTAS NAVIDEÑAS

Granados, que ya protagonizó otra bronca comparecencia ante el organismo parlamentario hace dos semanas, casi no se ha defendido, solo ha atacado durante una sesión centrada, en principio, en la sociedad pública Áreas de Promoción Empresarial (Arpegio), a la que su mujer, Nieves Alarcón, y él mismo cargaron un gasto de 100.000 euros para regalar cestas navideñas a familiares, compañeros de trabajo y otros miembros de su entorno “particular”, según la Guardia Civil. Pero el asunto a investigar en la Asamblea de Madrid ha sido lo de menos. Se trataba de Granados contra el mundo, y dentro de las múltiples personas, gremios y organizaciones sobre las que el exdirigente del PP tiene una pésima opinión,Podemos ocupa un lugar muy especial.

“Usted ha sido el rey del golferío, el perejil en todos los casos de corrupción”, la ha dicho nada más comenzar el portavoz de la fuerza morada, Ramón Espinar.

“No se lo voy a consentir. No sé si usted sabe dónde está sentado”, ha contestado Granados, en un súbito acceso de preocupación por elprestigio de la Asamblea de Madrid. “Golferío es utilizar para la fundación de un partido político el dinero manchado con la sangre de millones de venezolanos. Golferío es asaltar lascapillas de la universidad, convertir las cabalgatas en payasadas. Usted no puede sacar pecho de nada. Usted no representa a la ciudadanía”, ha continuado el recluso, mucho más versado en este tipo de duelos en el fango que el portavoz de Podemos, quien ha terminado pidiendo asistencia a la presidenta de la comisión, Dolores González, de Ciudadanos, quien tampoco se ha mostrado capaz de domar a Granados. “No me deja terminar, no me deja terminar, ¡no me deja terminar! Señora presidenta, este señor que habla desde la cárcel no me deja terminar”, ha insistido Espinar.

Granados, por último, se ha permitido algún mensaje paternalista al portavoz de su antiguo partido, Alfonso Carlos Serrano (“sé que tiene usted un papel muy difícil”, le ha dicho) y ha concluido con un desorbitado elogio de su paso trabajo en la Comunidad de Madrid, la etapa de su vida por la que ha acabado en una celda: “Fue una gestión como nunca ha existido no ya en España, sino en ninguna región desarrollada del mundo”.