U nidad. El mensaje ayer era ese. El que quedó mil veces subrayado, hasta casi desgastarse, en el discurso, y el que perseguía Pedro Sánchez con la foto en la Casa de América de Madrid. No quería que nada enturbiara esa idea central, que nada desviara el foco que iluminará esta semana, ronda de contactos incluida, y que le conviene para arrinconar al PP y desplegar la plataforma de aterrizaje a Inés Arrimadas. Por eso no incorporó anuncios estrella. Tiempo habrá en estos días, aseguran en la Moncloa.

Ese espíritu y ese propósito impregnó la conferencia España puede. Recuperación, transformación, resiliencia con la que el jefe del Ejecutivo dio por arrancado el curso político. Un discurso sobrio, presidencial, a años luz de la estética de los mítines, y pronunciado ante la plana mayor empresarial. Los grandes del mundo del dinero y del Ibex 35. Los que acudieron a escucharle y los que aplaudieron al final su larga intervención. Porque esa foto era oro para la Moncloa. Allí estaban Ana Botín (Santander), Carlos Torres (BBVA), Pablo Isla (Inditex), José María Álvarez-Pallete (Telefónica), Isidre Fainé (La Caixa), José Ignacio Goirigolzarri (Bankia), Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), José Manuel Entrecanales (Acciona), Florentino Fernández (ACS) o José Bogas (Endesa). Una concentración de vips incluso más potente, decían en la Moncloa, que la que pobló un acto similar, y en la misma Casa de América, hace justo dos años. Ante ellos, Sánchez garantizó la «estabilidad» de su Gobierno y demandó «un nuevo clima político» que acabe con los «viejos clichés» y que imponga el entendimiento, la «política de altura», los «acuerdos», la «negociación». La «unidad».

Que el presidente hablara de «estabilidad», de una legislatura «dilatada» a la que le quedan «40 meses decisivos», no era gratuito. Las presiones externas para que Unidas Podemos salga del Gobierno arrecian, y también se suceden las tensiones internas, las últimas a cuenta de los Presupuestos, dado el rechazo de los morados a que se pacten con Cs.

Pero la propia coalición se dio ayer una tregua porque ningún ministro robó protagonismo a su jefe y hasta se pudo ver a Pablo Iglesias e Irene Montero departir con Torres o Botín. Sánchez quiere proyectar imagen de fortaleza, redoblar el aviso de que su Gobierno no saltará por los aires. Ni habrá un adelanto de elecciones. El Ejecutivo garantiza, pues, estabilidad, pero si se quiere que la legislatura sea «fecunda», insistió, se necesita el concurso de «todos». «Si España quiere, España puede, pero tenemos que querer muchos», apremió. «Nadie puede beneficiarse del daño colectivo de esta emergencia sanitaria, económica y social», «nadie tiene derecho a no arrimar el hombro porque tenga una ideología contraria al Gobierno».

Un centenar de personalidades de «diferentes ideologías», que votaron de modo «muy dispar» en las últimas elecciones y que, sin embargo, dijo, comparten el «mismo anhelo», ver al país «erguido, marchando hacia el futuro». «Listos para sumar esfuerzos y lograr ese empeño común». Un mensaje con destinatario obvio: el Partido Popular.

Pero también Sánchez dejó un recado para sus socios, al advertir que «la coalición», y no solo el PSOE, actuará «pensando en todos los españoles». Promoviendo la unidad y el entendimiento con otros partidos –léase Cs– y trabajando en cuatro vías para acelerar las «transformaciones» que requiere España: digitalización, transición ecológica, cohesión social y territorial y agenda feminista. La prioridad son los Presupuestos y la canalización de las ayudas europeas, con las que, calculó el presidente, se puede elevar el PIB a largo plazo un 2%.

Todo el discurso estaba impregnado de aires patrióticos, el España puede, como pudo reponerse, indicó, a un siglo XX turbulento y a una dictadura. Pero también lo completó con un llamamiento a la renovación de órganos –nuevo aviso para el PP– para «honrar el mandato constitucional» y disponer de «instituciones sólidas», «legitimadas». Ese apremio al desbloqueo del Poder Judicial, el Defensor del Pueblo o el Tribunal Constitucional estará muy presente en la cita con Pablo Casado de mañana.

Sánchez mascó ese mensaje de unidad en el acto como minutos antes había hecho ante la ejecutiva federal del PSOE, que también arrancó curso ayer. H