Las conferencias de presidentes, una cita política que el jefe del Ejecutivo celebra semanalmente con los mandatarios autonómicos para estudiar las medidas frente al coronavirus, volvió a poner de manifiesto ayer las diferencias del Gobierno con los distintos territorios. Y las de estos entre sí. Pedro Sánchez llegó al encuentro telemático con una importante novedad: la educación tendrá más fondos de los inicialmente previstos en el reparto de los fondos no reembolsables a las comunidades, y a la hora de distribuir la cantidad total (16.000 millones de euros) se tendrán en cuenta criterios poblacionales, no solo sanitarios.

Con el nuevo diseño, que se aprobará dentro de diez días y beneficia a las autonomías con más habitantes respecto a las más castigadas por el covid-19, 9.000 millones de euros se dedicarán a Sanidad, 2.000 a Educación y 5.000 a la bajada de ingresos. El enfoque supone quitar algunos de los recursos sanitarios inicialmente diseñados (iban a ser 10.000 millones de euros) para destinarlos al ámbito educativo.

El reparto fue criticado por los presidentes de Cataluña y Galicia, Quim Torra y Alberto Núñez Feijóo, según fuentes presentes en la cita por videoconferencia. Otros dirigentes, como el valenciano Ximo Puig, aplaudieron el cambio, que ha abierto un nuevo pulso territorial.

Los 2.000 millones para las aulas se desbloquearán en septiembre, coincidiendo con la vuelta al cole. Antes, en julio, se repartirá el primer tramo del bloque del gasto sanitario, 6.000 millones, mientras que los 3.000 restantes serán ingresados a las autonomías en noviembre. El último apartado, los 5.000 millones para paliar la caída de la actividad económica, llegará en diciembre e incluirá una partida de 800 millones para compensar la disminución de la facturación de servicios de transporte como metro, cercanías y buses interurbanos.

MÚLTIPLES QUEJAS / A juicio de Torra, Cataluña sale mal parada en el nuevo sistema. Reclamó el reparto inmediato de 15.000 millones de euros a su comunidad para no «ahogarla». Feijóo también denunció que Galicia saldría mal parada, al igual que los presidentes de Castilla y León, Cantabria y La Rioja.

«Nunca todos vamos a estar de acuerdo», dijo Puig, para quien el mayor peso que se dará a la población de cada territorio supone hacer «justicia». Pero no todos los presidentes socialistas compartieron esta opinión. El castellano-manchego Emiliano García Page consideró «injusto» el cambio de criterio, poniendo de manifiesto la enorme dificultad de lograr consensos territoriales en el reparto de fondos, incluso entre miembros del mismo partido, algo que se volverá a plasmar cuando se encare la negociación para un nuevo sistema de financiación autonómica, que el Gobierno se había marcado como prioridad antes del estallido de la pandemia.

En su intervención inicial, el jefe del Ejecutivo transmitió a los presidentes autonómicos que España ha llegado al «epílogo» de la emergencia sanitaria. Mañana, el Consejo de Ministros aprobará un decreto ley con las medidas para la «nueva normalidad», una vez pasado el estado de alarma, que concluirá el 21 de junio. Antes de esa fecha, los presidentes de comunidades en fase 3 (hoy ya estarán bajo ese régimen más de la mitad de los españoles) recuperarán sus competencias, limitadas a raíz de las medidas excepcionales, pero solo podrán abandonar la alarma si el Gobierno lo autoriza.

De hacerlo, sus territorios pasarían a estar regulados por la norma que se aprobará mañana. El decreto regulará la distancia interpersonal en lugares cerrados (de 1,5 metros), incluirá multas de hasta 100 euros para quien no use mascarillas en los lugares donde sea obligatorio, establecerá medidas para asegurar el abastecimientos de medicamentos y ordenará que las administraciones lleven a cabo sistemas de rastreo de contagios. Según Sánchez, se están dando casos de «relajación ciudadana de las normas de conducta sanitaria», algo que explica los rebrotes, que calificó de «puntuales», pero también «preocupantes», a las puertas de esta «nueva normalidad». «Lo llamamos nueva normalidad. No encontramos un nombre mejor. Mientras el virus siga amenazando, la vida no volverá a ser como antes», dijo en su comparecencia posterior ante los medios.