El nuevo estado de alarma se alargará hasta el 9 de mayo de 2021 y se revisará en marzo. Una amplia mayoría del Congreso de los Diputados apoyó el marco jurídico que permitirá a las autonomías tomar decisiones para frenar los contagios por covid-19. La hoja de ruta planteada por el Gobierno de coalición recibió 194 síes (entre ellas las de sus socios de investidura y también Ciudadanos), 53 votos en contra (los de Vox y Foro Asturias) y 99 abstenciones (entre ellas las del PP). Cuatro diputados no votaron.

Pedro Sánchez se escabulló del debate y dejó la defensa de la aplicación de ese instrumento excepcional en manos del titular de Sanidad, Salvador Illa, una decisión que le acarreó críticas de la mayoría del hemiciclo. El jefe del Ejecutivo escuchó el discurso de su ministro y poco antes de que acabara se fue de la Cámara. Pablo Casado, que no tenía previsto intervenir y dejar ese papel a su portavoz, Cuca Gamarra, se animó a subir para denunciar el escaño vacío y contestar los "ataques" de Illa.

La sesión, en algunos momentos, parecía una continuación de la moción de censura de Vox de la semana pasada. El ministro dejó claro que el Gobierno se resiste a entablar relaciones con el ‘nuevo Casado’, que se divorció públicamente de la extrema derecha y este lunes tendió la mano a Sánchez para pactar juntos el nuevo marco del estado de alarma. “Nos han orillado, no han querido sentarse con nosotros. Les resulta más fácil intentar presentarnos como radicales”, se quejaba un alto cargo conservador en el patio del Congreso.

LA NAVIDAD Y LOS MAYORES

El jefe de la oposición ofreció al Gobierno pactar una prórroga hasta mediados de diciembre, para salvar la campaña de Navidad y dar “esperanza a las personas mayores”. Así se lo planteó a Sánchez el fin de semana y esperó durante días una llamada de vuelta que nunca llegó. Según Illa, el líder del PP debía votar ‘sí’ a la alarma hasta mayo porque así demostraría que su ruptura con Vox va en serio. Casado, denunció, alude a la economía y a las emociones, pero no a “argumentos sanitarios”. El líder del PP se revolvió y en la réplica recordó su petición de reformar la legislación básica para no tener que usar el estado de alarma y también el llamado ‘plan Cajal’, con un decálogo de medidas para fortalecer el sistema sanitario. Casado dijo que su abstención iba a ser “técnica”, para no dejar “sin ningún instrumento jurídico a las comunidades” que necesitan ordenar confinamientos perimetrales, pero que es un "atropello legal" que la alarma dure hasta mayo.

Illa salió todavía más duro en la dúplica y le afeó sus tumbos desde que se desató la pandemia: primero Casado se quejó de que el estado de alarma llegaba tarde y después denunció que su aplicación era una “dictadura constitucional”; primero criticó el mando único de Sanidad y más tarde censuró que se descargaba la responsabilidad en las autonomías. ¿En qué quedamos?, le inquirió Illa, que considera que el PP lucha contra el Ejecutivo y no contra el virus.

El debate duró cuatro horas más, pero con menos intensidad. Vox, que votó en contra, confirmó que presentará recurso ante el Tribunal Constitucional por el "alcance temporal". Y ERC celebró el éxito de su propuesta de resolución, pactada con el PSOE, para obligar a que Sánchez comparezca cada dos meses para rendir cuentas de la alarma. Además, en el texto incluyó que sea una conferencia de presidentes autonómicos la que en marzo decida si hay que levantar la medida excepcional. El acuerdo entre republicanos y socialistas logró contentar a la mayoría de los socios de investidura de Sánchez, que también le habían reclamado más control parlamentario y una alarma más corta.