Los socialistas se ven muy cerca, a un paso de la investidura, y todos los implicados en las negociaciones con ERC anticipan que habrá pacto. Pero tampoco quieren que se les note mucho. Las palabras de Pedro Sánchez el pasado miércoles desde Londres, en las que vino a dar por hecho su reelección, molestaron a los republicanos, y en el PSOE no quieren que todo se frustre por exhibir sin matices su optimismo. Pero poco a poco, las piezas van encajando.

La próxima reunión entre el PSOE y ERC será la más importante, porque allí ambos equipos negociadores abordarán la "mesa de negociación" sobre el "conflicto político" en Cataluña, y se celebrará en Barcelona. El lugar elegido tiene una gran relevancia. En el partido de Oriol Junqueras llevan más de una semana señalando en privado que sería un gesto de calado que las conversaciones se trasladasen a la capital catalana, a poder ser al Parlamento catalán, y el hecho de que los socialistas hayan accedido a esta petición supone, según todos los implicados, que el entendimiento va por el buen camino.

Al presidente en funciones se le ha visto relajado durante la celebración del aniversario de la Constitución, en el Congreso de los Diputados. "Ilusionado", ha dicho él mismo. "No va a haber terceras elecciones", ha señalado categórico Sánchez, en conversación informal. Y si todo sale adelante, como el líder socialista espera, la legislatura que ahora arranca, ha dicho, deberá servir para "encauzar la situación" en Cataluña. "Debemos empeñarnos", ha insistido Sánchez. Él espera que su mandato dure cuatro años, aunque aquí se trata más de voluntad que de convencimiento, porque la situación política, señalan en su entorno, no permite hacer muchos futuribles.