Otro fenómeno urbanístico que se ha producido en la provincia estas décadas es la proliferación de viviendas en las marjales de Nules o Burriana que están fuera de la legalidad. Los ayuntamientos buscan soluciones para legalizarlas.

Buena parte del crecimiento urbanístico de las ciudades de la Plana se explica por el auge del azulejo, que en las últimas décadas también ha provocado la urbanización de muchos polígonos en Vila-real, l’Alcora, Onda o Castelló.

La fisonomía urbanística de Castellón ha cambiado profundamente en los últimos 40 años. Un litoral que a finales de la década de 1970 era todavía eminentemente agrícola se ha transformado en apenas unos decenios en un territorio fuertemente urbanizado debido a los cambios económicos que ha vivido la provincia, con la consolidación de una potente industria azulejera en el triángulo que forman Vila-real, Onda y l’Alcora y con un pujante sector servicios concentrado en la capital, Castelló, y otros municipios donde se han primado los usos turísticos del territorio.

Trasvase de población

Si un fenómeno determina de forma clara el cambio urbanístico experimentado por la provincia es el trasvase de población de un interior cada vez más despoblado a unas ciudades que han ganado mucho peso demográfico en estos años de democracia. Castelló tenía 126.464 habitantes el año 1981, por los 170.888 actuales. Los once municipios con más de 10.000 habitantes han experimentado un importante crecimiento al pasar de 325.083 personas hace 40 años a las 421.909 actuales, y concentran ya más del 73% de la población de la provincia.

La consecuencia de este incremento de casi 100.000 personas en los núcleos urbanos ha sido un rápido aumento de la demanda de vivienda que ha transformado estos entornos con la creación de nuevas zonas residenciales. La construcción de fincas de pisos, una realidad progresiva durante los años 80 y 90, se aceleró durante los primeros años del nuevo milenio cuando, al calor del llamado boom inmobiliario, en la provincia se llegaron a vender más de 1.000 viviendas al mes durante varios años. El pinchazo de aquella burbuja, con la crisis económica que le acompañó, acabó de forma abrupta con un proceso que, no obstante, ya había provocado una mutación del litoral provincial inimaginable apenas unas décadas atrás y que no solo provocó un aumento de la población en las ciudades sino que puso los ingredientes de la consolidación de una industria turística que aún aprovecha, en forma de hoteles, apartamentos y villas, toda la infraestructura edificada durante unos años en los que las grúas crecían como setas en Castellón gracias el crecimiento económico y el acceso al crédito fácil.

Crecimiento urbano

La historia reciente del urbanismo de Castelló no se explica solo por el auge vinculado al ladrillo en la primera década de los 2000. También por el crecimiento desordenado de los barrios periféricos de la ciudad, que surgieron al calor del aumento de la inmigración de otros puntos de la provincia y de España en los años 60 y 70. Solo con la llegada de la democracia, la sucesiva aprobación de normas urbanísticas cada vez más complejas ha enmendado en parte ese crecimiento algo anárquico, aunque la división entre un centro urbano compacto y unos grupos de casas y bloques bajos sigue existiendo y sigue siendo una asignatura pendiente según los expertos. Así lo cree el presidente del Colegio de Arquitectos de Castellón, Ángel Pitarch, que afirma que una de las asignaturas pendientes es la de trabajar desde el ámbito municipal para «cohesionar» el entorno urbano de forma que sea más homogéneo, algo que se logra con estrategias urbanísticas inclusivas, muy en boga en la actualidad.

El otro gran reto que la provincia tiene por delante también tiene que ver con mejorar la articulación, pero en este caso entre la capital de la Plana y su área metropolitana (al norte hasta Orpesa, al sur hasta Burriana y Nules y al oeste hasta Onda y l’Alcora). Esto, según el propio Pitarch, pasa por diseñar estrategias urbanísticas, de movilidad y de infraestructuras comunes, una práctica que las administraciones apenas comienzan a usar.

Zonas de crecimiento

Si en los últimos años la ciudad ha crecido sobre todo hacia el este y el sur, el Plan General que está en tramitación proyecta la mejora de la conexión de la zona universitaria con el casco urbano. Además, los expertos creen que, aunque los crecimientos de población serán modestos, queda margen para construir en las cercanías de las rondas.