Segorbe es una de esas poblaciones del interior de la Comunitat Valenciana que mejor se ha adaptado a los momentos de crisis y a las circunstancias económicas derivadas de ellos. De una economía basada en la agricultura y en el comercio se ha pasado a diversificar su oferta, con una apuesta decidida por el turismo sin abandonar totalmente sus recursos tradicionales, incorporando actividad industrial propiciada por la creación de dos polígonos industriales y el mantenimiento de dos empresas con más de 200 trabajadores cada una de ellas, que representan un sostén fuerte de la economía, con el respaldo también importante del sector servicios y del automóvil.

Para la ciudad siempre ha resultado fundamental el hecho de estar ubicada en el viejo Camino Real de Aragón, luego carretera N-234 de Sagunto a Burgos y ahora la Autovía Mudéjar (A-23) siendo la ciudad más importante comprendida en el triángulo formado por Castellón, Teruel y Valencia y lugar de paso obligado entre el País Vasco, Navarra, La Rioja y Aragón con la Comunitat. Así se explica que se haya podido mantener e incluso aumentar en población en torno a los 9.000 habitantes.

Pero la actividad municipal se mueve en torno al turismo. Los proyectos de rehabilitación patrimonial llevados a cabo en los últimos años (despejar las torres de construcciones anexas, rehabilitación del acueducto medieval, restauración de las murallas y del Fuerte de la Estrella, y la recuperación del patrimonio eclesiástico con la exposición de La Luz de las Imágenes) tenían también en el turismo su doble objetivo. Fruto de ello es una amplia oferta expositiva con siete centros museísticos, además de ofertas puntuales que ofrecen la Fundación Bancaja Segorbe y el Centro Cultural. A ello se añaden los reconocimientos recibidos de la Administración a todos los niveles: Fiesta de Interés Turístico Autonómico, para la tradicional Feria de la Purísima; Fiestas de interés Turístico Nacional para las fiestas patronales; y Fiestas de Interés Turístico Internacional para la Entrada de Toros y Caballos que también es Bien de Interés Cultural y que hoy en día se mantiene como la imagen más representativa de la ciudad.

No menos interés reviste el despegue gastronómico que ha tenido la ciudad en los últimos años. De una casa de comidas y un pequeño restaurante que a principios de los años 80 limitaban las posibilidades de elección, se ha pasado a tener una espectacular oferta de restaurantes y bares con variados platos y menús en los que abundan productos de la tierra como jamón, vino, aceite de oliva virgen, frutas y hortalizas, pastas, mermeladas, patés… sin olvidar excelentes pescados y especialmente carnes. ¡Descubre la capital del Alto Palancia y toda su riqueza!