La trufa, joya culinaria de la provincia, es todo un reclamo para el turismo gastronómico en Castellón. Los suelos de las comarcas del Els Ports, Alto Palancia o Alt Maestrat otorgan las condiciones más idóneas para el crecimiento del hongo: cierta altitud, terrenos calizos y soleados, temperatura adecuada y un manto de encinas, avellanos, robles y tilos, a cuyas raíces se asocian. Y es que la provincia de Castellón es uno de los principales productores de España de trufa negra.

De esta forma, muchas son las localidades del interior de la provincia, como por ejemplo Morella, Benassal, Catí, Culla o Albocàsser, que reivindican la trufa dedicándole, de forma anual, unas jornadas gastronómicas con degustaciones, talleres, demostraciones y otras actividades, todas ellas relacionadas con la truficultura, alimento que presenta una enorme versatilidad a la hora de su preparación culinaria.

Cabe destacar que este tipo de eventos proporciona oportunidades para dinamizar la economía de los pueblos y consolidar su población, y es por eso que la trufa tiene un gran recorrido en la provincia para poder aprovechar.

Revalorización

Tanto es así que hay iniciativas para ensalzar el valor de la trufa como generador de riqueza, como por ejemplo, el servicio provincial de asesoramiento en truficultura. A través del mismo se ofrece atención presencial, telefónica o por correo electrónico al agricultor que cuenta con una plantación trufera concreta.

Por otro lado, el turismo de la trufa también se ha orientado, en los últimos años, a la recolección. Así, muchos pueblos programan excursiones para ir a encontrar este hongo y después realizan comidas populares con la trufa como protagonista.