La Ruta de la Seda fue una red de rutas comerciales organizadas a partir del negocio de la seda china, desde el siglo II antes de Cristo, que se extendió por todo el continente asiático y se afianzó en el siglo XV, en los reinos hispánicos y el Mediterráneo occidental. La ruta se convirtió durante siglos en el puente entre dos mundos. Era un camino por el que circulaban comerciantes, sacerdotes, científicos, diplomáticos, soldados y aventureros portando, además de la seda, mercancías como porcelana, hierro o té, que de esta manera llegaron hasta Occidente.

Pero más allá de su contenido comercial, la ruta representó un camino de difusión de ideas y conocimientos en el ámbito de la cultura y de la ciencia.

Lonja de los Mercaderes

València alberga numerosos vestigios de la importancia de la seda a lo largo de su historia. Este tejido fue, desde el siglo XIV hasta el XVIII, la industria más potente de la ciudad, siendo la segunda mitad del XVIII el momento de máximo esplendor, en el que 25.000 personas se dedicaban a la industria de la seda en la ciudad. Algunos de estos vestigios son, actualmente, importantes referentes de la capital del Turia, que merece la pena conocer y visitar.

Construida entre 1482 y 1548, la Lonja de los Mercaderes, conocida popularmente como Lonja de la Seda, es una obra maestra del gótico civil mediterráneo, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1996. Se encuentra en la plaza del Mercado, frente a la iglesia de los Santos Juanes y el Mercado Central, en pleno centro histórico de la capital del Turia.

Colegio de Arte Mayor

En la ciudad, además, perdura el Barrio de Velluters (velluters significa artesanos de la seda), donde se asentaron los maestros sederos, que compartían en un mismo edificio la vivienda con el taller. En este barrio se encuentra el Colegio del Arte Mayor de la Seda, actualmente en fase de restauración gracias a la Fundación Hortensia Herrero, que abrirá sus puertas en la primavera de 2016. Este colegio del siglo XV surgió como sede del gremio y siempre gozó de gran prestigio, mereciendo la confianza de reyes, nobles y ministros, y convirtiéndose en un velador a ultranza de la calidad de las sedas valencianas. El edificio, que albergará exposiciones de telas y otros enseres relacionados con la misma, dispone actualmente de una tienda en funcionamiento, en la que se pueden adquirir distintos productos de la mejor seda, como pañuelos, bolsos y abanicos.

Fabricación artesanal

En algunos pueblos aún perdura la fabricación de seda, elaborada en algunos casos con telares del siglo XVIII, en los que se continúa tejiendo, sin ningún tipo de mecanización, telas de seda que en la mayor parte de los casos se destinan a la confección del traje regional. Para conocer estos antiguos telares se puede visitar la fábrica Garín de Moncada y su colección, que cuenta con más de 3.000 piezas y que incluye maquinaria del siglo XIX, herramientas, bibliografía, cartas, dibujos, cartones o espolines. Los visitantes descubren además cómo se trabaja en los complejos telares de tipo Jacquard.

No obstante, la mayor exhibición de telas de seda valenciana se manifiesta en marzo, con las fiestas de las Fallas, que se celebran en muchas localidades de la Comunitat Valenciana, así como en las fiestas de la Magdalena y, en junio, en las Hogueras de San Juan en Alicante.