Desde el 1 de julio, les Coves de Sant Josep, en la Vall d’Uixó, vuelvan a ser visitables. Y han reabierto sus puertas garantizando a quienes se acerquen a conocerlas una experiencia muy distinta a la que venía ofreciéndose hasta ahora, porque las circunstancias han motivado que la reciente renovación del sistema de iluminación venga acompañada de un cambio en la estructura de la ruta por el interior de la cabidad por razones sanitarias y de seguridad que acabará siendo positivo para esta singular vivencia.

Para comprobar que es así, ya se pueden adquirir vía on line las entradas que permitirán realizar el trayecto en barca y a pie por el río subterráneo navegable más largo de Europa. Ahora se ha establecido un menor número de personas por barca y menos barca por turno, por lo que esa disminución en el aforo posibilita recuperar la esencia de un paseo por debajo de la tierra, en el que apreciar los ruedos del agua, o lo que es más apropiado, el silencio, con un sistema de iluminación que ha dotado de mayor protagonismo al río, preservando el aspecto de una cueva con una explotación más sostenible de todos sus atractivos.

Para los más aventureros, los que buscan algo más exclusivo, les Coves recupera también el espelokayak. Fuera del horario habitual, con reserva imprescindible, posibilita adentrarse en la gruta en un kayak acompañados por un monitor. Con equipación especial, existe la posibilidad, incluso, de meterse en el agua.

En toda la provincia no hay nada comparable a les Coves de Sant Josep, de ahí que sea la joya de la corona de un municipio que ha articulado todo un relato turístico a su alrededor, convirtiendo el río subterráneo en la primera parada de un camino cargado de significados vinculantes, porque no se entendería la Vall sin su conexión con el agua. Y es la ruta del agua la que invita a cualquier visitante a completar esa historia --que de otra manera quedaría incompleta-- adentrándose en un pasado patrimonial, social, cultural y gastronómico que no deja indiferente por su intensidad.

Precisamente sobre la gruta se encuentra el poblado íbero de Sant Josep, un yacimiento arqueológico restaurado que ayuda a comprender precisamente cómo de importante es el río para esta ciudad, pues su presencia justificó el establecimiento de las diferentes civilizaciones que pasaron por este territorio. En él se organizan visitas guiadas que pueden concertarse con la oficina de turismo, ubicada en el aparcamiento del paraje.

Uno no puede iniciar un paseo por la Vall sin probar sus platos más típicos en cualquiera de los restaurantes distribuidos a lo largo y ancho del término municipal: un empedrao vallero y de postre unas manjóvenes, son citas ineludibles, aunque cualquier propuesta gastronómica, tanto en los restaurantes del paraje de Sant Josep, como en el casco urbano, será un acierto para los sentidos.

El hospedaje es posible en el reabierto recientemente Hotel Belcaire, de fácil acceso a través de la avenida Europa.

La Vall, asentada a los pies de la Serra d’Espadà y a pocos kilómetros del mar, es les Coves de Sant Josep, pero mucho más y quienes se aventuran a comprobarlo, suelen sentir la necesidad de volver.