Han pasado 10 años desde que Achero Mañas desapareciera del panorama cinematográfico sin dejar rastro. Estuvo a punto de no volver a dirigir, pero su madre se convirtió en el motor de su regreso cuando le dijo que, si fallecía, quería que tiraran su cuerpo al mar. Esa anécdota familiar fue la gasolina que prendió de nuevo sus ganas de contar una historia sobre el espíritu de resistencia y la necesidad de enfrentarse a las convenciones sociales.

El resultado es ‘Un mundo normal’, que se presenta en la Sección Oficial del Festival de Málaga y que tiene prevista su fecha de estreno el próximo 11 de septiembre. Su protagonista es Ernesto (Ernesto Alterio), un cineasta en crisis que acaba de separarse, que tiene una hija universitaria (Gala Amyach) y se enfrenta, junto a su hermano (Pau Durà) a la muerte de su madre (Magüi Mira), cuyo último deseo es, precisamente, que tiren su cuerpo al mar.

Los paralelismos entre realidad y ficción son evidentes, pero Mañas le quita importancia al asunto. “En realidad, aunque parto de un universo muy personal, lo que quería era contar una historia que hablara sobre lo que significa traicionarnos a nosotros mismos, renunciar a nuestros principios, a nuestra esencia, y de qué forma la sociedad nos empuja a eso sin darnos cuenta”, cuenta el director unos días antes de empezar el certamen. “Hay una dictadura de la mayoría, parece que todos tenemos que hacer lo mismo que la masa y así se va perdiendo la identidad. Lo que nos hace ser como somos, no es lo que tenemos en común con los demás, sino lo que nos diferencia”.

Traicionarse a uno mismo

¿Quizás por esa razón ha estado tanto tiempo sin hacer una película? “Cuando era actor sentí que estaba renunciando a muchas cosas, y a partir de que empecé a dirigir me impuse una máxima, que eso no volvería a pasarme más. Así que nunca he hecho nada que no haya querido, he mantenido mi integridad, aunque eso haya significado no poder vivir del cine exclusivamente”.

Achero Mañas comenzó a trabajar como actor a muy temprana edad. Su padre era dramaturgo y su madre intérprete, así que le fue sencillo iniciar esa faceta de forma casi instintiva. Pero a finales de los noventa, lo dejó y no lo ha vuelto a echar de menos. En el año 2000 dirigió una de las óperas primas más icónicas del cine español de las últimas décadas, ‘El Bola’, una mirada rabiosa al maltrato infantil que le valió cuatro premios Goya.

No ha vuelto a seguir la vertiente social de aquella primera película. Le gusta evolucionar, hacer cosas diferentes. Reconoce que el panorama ha cambiado mucho durante estos diez años que ha estado sin dirigir y piensa que “el cine, tal y como lo conocimos, ya no existe”. Para él, el cambio de paradigma constituye un problema, porque no sabemos si estamos en una transición o vamos a seguir metidos en esa vorágine mutante para siempre.

'Road movie' familiar

Ernesto Alterio en la película dice en un momento que detesta las series, pero Mañas recomienda que no nos tomemos al pie de la letra todo lo que dice su personaje. “Creo que la ficción televisiva se ha adecuado a la forma de mirar que tiene el público ahora. Y creo que abordan temas interesantes que están desapareciendo en el cine”. Pone ‘Merlí’ como ejemplo.

En ‘Un mundo normal’, Achero Mañas reivindica la importancia de ser fiel a uno mismo y tomar las decisiones adecuadas sin mirar atrás. Lo hace a través de una 'road movie' en la que la relación paterno filial resulta fundamental y utiliza para ello un tono ligero en forma de comedia reflexiva. ¿Una declaración de intenciones? “He llegado a un equilibrio que tiene que ver con el desorden de mi espíritu. He intentado ser coherente, aunque a veces me pregunto, ¿no podría haber sido más laxo?”.