Alarde de fuego y pirotecnia. Figuras ancestrales en el acervo popular. Castellón volvió a convertirse ayer de nuevo en una ciutat bestial. La Trobada de Bèsties del Foc congregó, en su XVI edición, a 16 agrupaciones que mostraron sus excelencias en el apartado de la dolçaina i el tabal, de trabucs y de gegants i cabuts y de bestiès de foc, personajes imposibles en el inconsciente colectivo de los castellonenses como una de las tradiciones que une fantasía, animación y la pasión por el fuego liberador en cada una de las manifestaciones festivas.

Más aún cuando Botafocs, Dimonis del Grau, entidad organizadora de la convocatoria cumple este año nada menos que 25 años. De esta forma, sobre una plaza Santa Clara abarrotada de público y curiosos, fueron desfilando algunos de los personajes más singulares que forman el bestiari tradicional, como els Falcons de Vilanova i la Geltrú; el Drac de Sant Roc, de Tarragona; la cuca Zeuzera Pyrina, de El Morell; el Mamut Venux, de Sant Vicenç dels Horts; La Faram, de Cervera del Maestre; el Drac Volador, de La Sagrera; El Griu, de Artesa de Segre...

Y en un ambiente de plena diversión, cada una de estas figuras formaron un pasacalle por las principales calles de la ciudad.No faltó tampoco un parlamento, las palabras del presidente de Botafocs, Rafel Pérez, quien hizo un recorrido histórico por la asociación y su aportación al mundo de la cultura y de las tradiciones castelloneras en 25 años. H