El cine de autor vuelve al Espai d’Art Contemporani de Castelló (EACC) durante el mes de noviembre. Lo hace con cuatro películas que tienen como nexo de unión la mirada introspectiva de sus directores, y los personajes potentes que no dejan indiferente.

Sus programadores han querido volver, de este modo, a una forma de entender el cine apasionada y cuidada, en la que en muchos casos destaca el tratamiento de la imagen, incluso por encima de las tramas y argumentos.

La próxima propuesta es Life feels good, del director polaco Maciej Pieprzyca, que se podrá ver en el Espai Cinema mañana y el jueves, en ambos casos a partir de las 20.00 horas. Se trata de una cinta basada en hechos reales que narra la historia de un joven nacido en la Polonia comunista en estado vegetativo. Pese a que piensa y siente como cualquier otra persona, los especialistas que le atienden se niegan a creer que sea un ser inteligente y sensible, y piden su ingreso en una residencia, llegando a compararlo con un simple perro.

Según el responsable del Departamento Pedagógico y de Actividades del EACC, Juan Francisco Fandos, se trata de una película en la que, más allá de la dura historia de Mateusz, destaca «la frialdad del realizador para contar un testimonio tan sobrecogedor». Se trata de una cinta que el año 2014 consiguió varios premios en Polonia, entre ellos el que concede el público al mejor guión y el de mejor actor.

UNA ‘ÓPERA PRIMA CATALANA’ // La semana siguiente, el EACC proyectará Tots els camins de Déu, la ópera prima de la realizadora catalana Gemma Ferraté. Quienes acudan verán una película corta (apenas 70 minutos) que, según los programadores del ciclo, sorprende por la cantidad de ideas que es capaz de sugerir en poco tiempo. Se trata de una producción íntima y minimalista, en la que Ferraté utiliza planos muy cerrados, consiguiendo trasladar una sensación de angustia ante los vaivenes emocionales del protagonista, un hombre atormentado por la culpa y el dolor.

El ciclo finalizará los días 29 de noviembre y 1 de diciembre con la puesta en escena de Cementerio de esplendor, del director tailandés Apichatpong Weerasethakul. Es una obra que, según Fandos, «es plásticamente muy potente», aunque algunas de sus escenas y elementos simbólicos «pueden sorprender al público occidental, que no esté acostumbrado a la realidad de este país asiático». Se trata de una película en la que las imágenes y su tratamiento están a la altura, e incluso superan por su interés, a la misma trama, basada en unos soldados que son víctimas de una extraña narcolepsia.

En todos los casos, el aforo está limitado a 40 personas. H