Gervasio Sánchez, periodista y fotógrafo y/o viceversa. Premio Nacional de Fotografía 2009, lleva más de 30 años ejerciendo una profesión que le ha llevado a retratar las terribles consecuencias de las guerras, de la explotación, de la destrucción de una parte de la humanidad. Sus obras, una parte de las cuales se pueden ver en Castellón a partir de hoy en El Menador (Mujeres en Afganistán, con textos de Mónica Bernabeu), en una exposición organizada por la Concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de la capital, son imágenes que informan, pero también perturban, conmueven y generan emociones. En una entrevista para Mediterráneo augura un futuro incierto para el fotoperiodismo, para el periodismo en sí, «que está en los estertores» de una muerte casi segura. Pero, ojo, «la culpa la tienen todos», advierte. Huye del cinismo establecido y alerta de que «Europa no puede dar lecciones de paz al mundo». «Hasta 1945 fue escenario de guerras mundiales, violaciones, conflictos, revoluciones, rebeliones...», concluye el fotoperiodista.

--Lo suyo es ¿una imagen vale más que mil palabras?

--No necesariamente. Unas bellas palabras no necesitan imagen. Pueden ser muy descriptivas y reveladoras. Otras veces sí, una fotografía lo puede decir todo.

--El medio, ¿es el mensaje?

--Eso es lo que nos decían en la facultad de Periodismo. No tengo analizada esta teoría. Yo intento hacer un trabajo cercano, integro, con decencia para un público que quiera comprender.

--Unas imágenes con un ejercicio de responsabilidad, ¿no?

--Por supuesto. Uno de los grandes fracasos en tiempos convulsos como los de ahora es que los medios de comunicación no están a la altura de las circunstancias a la hora de actuar. Tienen una estrecha relación impúdica con los poderes políticos y empresariales, lo que da una imagen decepcionante de los medios de comunicación, de los fotógrafos, de los periodistas… unos medios que únicamente hacen propaganda. La profesión de periodista está infravalorada actualmente. Sirve de poco.

--Pero el periodismo tuvo su importante papel en la transición democrática.

--Sí. Pero como dice la propia palabra, la transición no iba a durar siempre. Una etapa en la que los periodistas y los medios de comunicación fueron muy valientes. Sin embargo, todo eso acabó y cada medio de comunicación comenzó a relacionarse y a intimar con su partido político favorito, o con su empresario favorito.

--Usted, que ha estado en tantos conflictos, es testigo de que la realidad supera la ficción.

--Sí, sí, totalmente. La realidad siempre supera a la ficción. Es difícil imaginar situaciones y comportamientos humanos que si no los ves de primera mano no dirás que existen. Atentados brutales, violaciones, asesinatos… que cuando lo ves, no solo te sorprenden, sino que te dejan huella, un sentimiento que te ayuda para después construir un relato. Para llegar a vivir ese relato.

--¿Cuál es el conflicto que más le ha impactado?

--No soy partidario de hacer comparaciones. Cada conflicto es una experiencia personal e irrepetible. Conflictos que siempre benefician a alguien. A unos pocos. ¿Quién iba a pensar, por ejemplo, que todo un país, en apariencia, unificado, como Yugoslavia se desmembrara en menos de diez años y comenzó un conflicto de consecuencias desgarradoras, impensables, dramáticas? Si alguien lo hubiera pensado le hubieran dicho que estaba loco. De repente, ves como tu pacífico vecino se convierte en agresivo, en violento y ello lleva a la destrucción de familias enteras, de divisiones irreconciliables.

--Europa, como el primer mundo. ¿Es consciente de lo que está pasando en otras zonas del mundo y de sus conflictos?

--Partimos de una falacia. Europa no puede dar lecciones al mundo. Hasta 1945 el continente europeo fue una zona constante de conflictos: guerras mundiales, revoluciones, rebeliones, atrocidades varias… por motivos de religión, de razas, económicos, sociales, étnicos... Hay una falta de comprensión de la historia. Y también de historias de vencedores y nunca de los vencidos.

-- Y un ejercicio de hipocresía.

--Claro, claro. Hipocresía y cinismo. En una guerra pasan muchas cosas y hay muchos intereses creados. Hay gente que quiere y favorece la prolongación de estos conflictos. Que permanezcan en el tiempo largo y tendido.

--¿Cuál es el futuro del fotoperiodiosmo?

-El fotoperiodismo, el periodismo en general, está viviendo sus últimos estertores. Los periodistas formados y preparados van a sobrevivir como puedan y en condiciones vergonzosas, mientras los medios de comunicación pagan cifras desorbitadas a personajes que no son periodistas ni nada. Cualquier tertuliano desaforado está mejor pagado que un periodista honesto, que quiera hacer una buena información. A los medios solo les interesa cierta información, un tipo de opinión que mira solo las audiencias con falta de rigurosidad palmaria. Y, la culpa la tenemos todos. Hasta el propio periodista, porque no se rebela contra lo que le está sucediendo a su alrededor.