Una oreja paseó Varea en la corrida de toros celebrada ayer domingo en Alcañiz y únicamente el mal uso con los aceros le impidió abrir la puerta grande de la plaza. Sí lo hicieron Juan José Padilla, con cuatro orejas y rabo; y el rejoneador Joao Moura hijo, con tres trofeos, que pusieron la nota más espectacular del encierro turolense. La plaza registró más de tres cuartos de entrada.

El diestro de Almassora se mostró por encima de un deslucido lote de toros de la ganadería El Soldado, que dieron pocas opciones. A su primero, que salía con la cara alta en cada muletazo, le buscó las vueltas para acabar ligándole una labor meritoria por su esfuerzo y actitud. Arrestos y arrojo de Varea, a quien la espada le birló el premio. Su saludo capotero por verónicas resultó de lo más artístico de la tarde.

Su segundo resultó más parado y agarrado al piso. Varea se impuso con firmeza y acabó extrayendo muletazos tirando mucho del animal, que poco a poco se fue apagando. Al final, algunas tandas tuvieron eco en el tendido por el sabor y trazo de los muletazos. Mató de pinchazo y estocada casi entera, que le valió para cortar una oreja. De haber acertado a la primera, a buen seguro que hubiese paseado el doble trofeo.

Esta es de momento la última corrida de la temporada del torero de Almassora a falta de que vean la luz los carteles de la Feria del Pilar de Zaragoza, plaza en la que todavía no se ha presentado como matador de toros, una injusticia tras su notorio triunfo como novillero, cuando indultó un novillo de Los Maños.